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Antonio Pisano (1395-1455). Ahorcados y un retrato (detalle)
Todos los lugares que pisamos han tenido un pasado, el cual tiende a ser rápidamente olvidado cuando su recuerdo no es agradable. Este podría ser el caso del emplazamiento del actual cementerio de Sigüenza, levantado a principios del siglo XX. En un documento[1] conservado en el Archivo de la Catedral de Sigüenza, titulado "Hospital" podemos leer lo siguiente:
Francisco Esteban, en nombre y virtud de poder de los señores Deán y Cabildo de esta Santa Iglesia Catedral, que en debida forma presentó, aceptó y juró ante vuestra merced como mejor proceda y haya lugar, digo: que habiendo sido citados en febrero del año próximo pasado los médicos físicos de esta población: Don José Calderón, Don Antonio García y Don José Gutiérrez. para inspeccionar el sitio conveniente en que debía construirse el cementerio general mandado erigir en esta ciudad cuyo reconocimiento se ejecutó por los mismos con asistencia de [...] Tercera: si es cierto que después de haberse hecho cargo los mismos facultativos del circuito de la expresada ciudad para el fin indicado eligieron de común acuerdo la cumbre del cerrillo que llaman de la horca, en virtud de lo que para su aprobación dio parte al señor Don Francisco Durán, del Consejo de Castilla y Comisionado para la dirección del Cementerio General en esta población y al Cabildo catedral para su oficio de 27 de febrero ya citado.
El antiguo cementerio de Sigüenza, situado en las cercanías de la ermita de Nª Sª de los Huertos, se encontraba ya a finales del siglo XVIII muy saturado, tras la desaparición en el siglo XVII de los enterramientos que circundaban la catedral y la capacidad limitada de los enterramientos en el interior de los templos, limitados a la parroquia de San Pedro, que por razones de salubridad se fueron limitando. La legislación ilustrada proponía construir los cementerios en lugares altos para evitar problemas de humedades e inundaciones y que se levantasen en terrenos de propiedad municipal, pero el hecho de que el cementerio existente fuese propiedad del Cabildo hizo que se demorasen casi un siglo las gestiones para su traslado, hasta 1905.
El emplazamiento de dicho cerro me era una incógnita hasta que en marzo de 2009 Juan Carlos García Muela me transmite la noticia de que el topónimo de "cerro de la horca" aparece en el Acta de Sesión del Ayuntamiento de Sigüenza del 24 de enero de 1945, en el que se cede dicho terreno para la construcción de la casa-cuartel de la Guardia Civil. Dicho edificio ha estado en activo hasta la inauguración de uno nuevo en el casco urbano de la ciudad en el año 2005.
Plano topográfico de Sigüenza en la cual la cruz central señala el lugar
del
emplazamiento de la antigua
Casa-Cuartel de la Guardia Civil. El altozano
conocido como Cerro de la Horca se encuentra a unos 100 m de
dicho
punto en dirección sur-oeste.
Imagen obtenida del Sigpac
El Cerrillo de la Horca en primer plano, con la ciudad de fondo
El carácter de poderoso elemento disuasorio para los delincuentes de la horca hacía que ésta se situase en altozanos cercanos a caminos transitados o incluso hubiese varias en una misma jurisdicción, pues igualmente es conocido que había otro cerro homónimo en la cercana población de Pelegrina, dependiente jurisdiccionalmente de Sigüenza. A continuación ofrezco dos testimonios bastante alejados en el tiempo en el que se menciona dicho lugar.
Otra en el Cerro de la Horca, dista un quarto de legua. Confina norte y poniente con yermo, y al sur con camino de Barbatona [Catastro Marqués de la Ensenada. Localidad: Pelegrina 1752, Haciendas de Legos, Propietario: Gabriel Parra (Archivo Provincial de Guadalajara, CE 276, Libro 1093)]
D. Elías Bartolomé y Gil presentó el 7 de mayo doce pertenencias de la mina de hierro yesado y térreo alcalino, denominada "La Independiente", sita en el paraje llamado Las Lindes, término municipal de Pelegrina. Se tendrá por punto de partida el centro de un socabón [sic] hierroso que hay frente a la fuente sita al fondo del cerro de la Horca, y desde él se medirán al N 190 m, al O 640, al S 150 (o los que reclame para no tocar las tierras del Val), al E. 300, al S. 150 y de aquí al N. 160 hasta el punto de partida, cerrando así el espacio que se pretende [Boletín Oficial de la Provincia de Guadalajara, nº 58, 13 de mayo de 1892]
Es curioso: la única noticia de un ahorcamiento ocurrido en Sigüenza data de fechas muy, muy anteriores (s. XV),[2, página 315]. Allí se nos informa de que un documento existente en el Archivo Diocesano de Cuenca (legajo 27, número 473), se consigna una ejecución, resumiéndola así: "[en el periodo] 1486-88 debió suceder el ahorcamiento, por orden de la justicia concejil, de un hijo de Abrahén Alpullate [judío], a causa de las relaciones carnales mantenidas con la cristiana Teresa". ¡Que tiempos aquellos!
A pesar de esta carencia de noticias sobre ejecuciones públicas en la ciudad, es mas que probable que con carácter esporádico se llevasen a cabo ejecuciones, pues ésta contaba con una Cárcel Real (o Pública), frente a la cual se encontraba una Picota, que durante algún tiempo daría nombre a la actual Plazuela de la Cárcel; en ella los delincuentes eran expuestos para escarnio público. No sería de extrañar que para el cumplimiento de la pena máxima se dispusiese de un lugar específico, situado fuera de los muros de la ciudad. Allí mismo serían enterrados los ajusticiados, pues en los registros detallados de enterramientos existentes en Sigüenza, en ninguna parte se nos informa de enterramientos de ajusticiados en los cementerios de Sigüenza, que históricamente han sido fundamentalmente dos: el cristiano, situado ya desde edad romana en el actual Paseo de la Alameda y el judío, en la solana del castillo, cerca de la actual Puerta Nueva, además de enterramientos existentes en determinados templos autorizados al efecto en distintas épocas. Del cementerio musulmán que presumiblemente existió no quedan noticias.
A la cuenta de los ejecutados como consecuencia de delitos "comunes", tendríamos aquellos motivados por otras razones, tales como los diversos conflictos bélicos, que desde el siglo XVII hasta el XX han hecho su particular acopio de víctimas en los terrenos que ocupa el actual cementerio. ¡Descansen todos en paz!
[1] Hospital de San Mateo. 11 de abril de 1808. Legajo 64 "Hospitales". Archivo Catedral de Sigüenza
[2] Las comunidades judías en el Obispado de Sigüenza en la Baja Edad Media: Transformación y disgregación del judaísmo en Castilla a Fines del Medievo Tesis Doctoral de Javier Castaño González, Universidad Complutense de Madrid, 1994