Fotografía tomada en 1935. ¡El castillo está tan bien conservado que no se distinguen bien los volúmenes! 
Si nos estuviéramos quietecitos.... (es mucho pedir)

 Al castillo de la foto anterior le habían hecho muchas "herejías" (como gustaban de decir por aquí), como un incendio intencionado por parte de las tropas del Empecinado durante la guerra contra la ocupación francesa (también conocida como Peninsular War o de la Independencia). Sin embargo, se había logrado sobreponer a los destrozos, eso sí, con un nivel de modestia forzada bastante notorio.

Sin embargo en el siglo XX se abatieron todas las calamidades sobre el pobre edificio: los bombardeos de la Guerra Civil (1936-39), su conversión en un campo de prisioneros, el aprovechamiento de sus materiales (tejas, vigas, piedra) para la reconstrucción de la catedral, años de desidias y saqueos... hasta su conversión en Parador Nacional de Turismo, con cuya ejecución podrá uno estar más o menos de acuerdo, pero que sin duda supuso la salvación del edificio.

1946, imagen tomada del "vuelo americano"	1956	1985, con el castillo ya restaurado

De fechas ya próximas a su restauración tenemos vistas mas cercanas, en las cuales remarcaremos lo que en ellas se aprecia del torreón-capilla.

Aquí se distinguen perfectamente los volúmenes (¡hasta las tripas!). Dos vistas diferentes del castillo en ruinas, antes de su conversión en Parador Nacional de Turismo. Coloreada, la parte visible del torreón que alberga la capilla en su interior.

A pesar de ser esta capilla conocida desde antiguo, nunca ha sido descrita en la abundante plétora de publicaciones que sobre el  arte medieval cristiano existen sobre nuestra provincia, ya desde hace muchos años. Quizás contribuyese a esto el encontrarse situada embebida en una fortificación con un acceso restringido a su interior y gravemente desfigurada, pues existen indicios en las paredes de haberse procedido a su subdivisión interior, convirtiéndose en habitaciones. La única referencia que recuerdo a la capilla como tal -y no como parte de una descripción del castillo- formaba parte de una disquisición del primer cuarto del s. XX sobre el hipotético emplazamiento de la iglesia de Santa Cruz, refiriéndose a ella únicamente como posible emplazamiento, y sin describirla en lo mas mínimo. En una obra monográfica [1] con motivo de la restauración del castillo llevada a cabo en 1976 simplemente se menciona su existencia y que se restauró.

También ha contribuido a este desconocimiento el hecho de que el castillo seguntino tiene una historia arquitectónica en buena medida ignota, e igualmente carecemos de datos arqueológicos que nos pudieran orientar. Según el autor que escojamos,  se retrotrae su construcción a  épocas muy dispares  (fenicio, romano, árabe...); en fin, doctores tiene la Iglesia.

Fachada este del torreón	Detalle ventana en fachada este

La ventana abierta en la pared del ábside es abocinada por dentro, pero se rompió su extremo exterior para ensancharla, lo que nos hace suponer  que la original era bastante estrecha, poco menos que una aspillera. En la pared del evangelio se conserva una saetera tapiada, lo que denotaría el carácter hosco, defensivo, de la construcción. También es de notar la sobreelevación del torreón y de toda la fachada este del castillo, al realizarse su conversión en Parador.

El exterior del torreón es de piedra de mampostería, mientras que el interior es de fina  sillería. Al carecerse de datos sobre las modificaciones experimentadas, existen bastantes puntos discutibles en nuestra interpretación. 

Unicamente a guisa de comparación, ofrecemos dos vistas semejantes del ábside de la iglesia de Santiago, que al igual que el torreón que nos ocupa, se halla situado sobre la muralla. Nótese lo distinta de la factura de ejecución. Es obra datable entre los años 1156-66.

Vista ábside	Detalle ventana ábside

Referencias

[1] J. A. Martínez Gómez-Gordo, El castillo de Sigüenza y su restauración como Parador Nacional de Turismo, segunda edición 1983, Sigüenza

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