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Soñar en petrodólares

Fragmento de cerámica (posiblemente pretil de pozo) de tradición árabe, barro rojo sin vedrío, decoración estampada, con un fragmento de árbol en posición central.
Fragmento de pretil de pozo con árbol de la vida de tradición persa
procedente de Guadalajara capital.

Marcos Nieto, Abril 2007 Disclaimer

Agradecimientos

Archivo Histórico Provincial de Guadalajara
Delegación Provincial de la Conserjería de Industria y Tecnología
Biblioteca de la Diputación Provincial de Guadalajara
I.E.S. Cardenal Cisneros, Madrid
Instituto Geológico y Minero de España

Un pasado poco conocido

A la actual ciudad de Sigüenza (Guadalajara, España) no se la asocia de ninguna manera en la actualidad con explotaciones mineras. Sin embargo, esto no fue siempre así. Un geógrafo árabe (o más bien recopilador de noticias curiosas) se hace eco de la noticia proporcionada a su vez por otro geógrafo sobre un extraño mineral que se obtenía en nuestra ciudad. Según Fátima Roldán Castro [El oriente de Al-Andalus en el Atar Bilad de Al-Qazwini, revista Sharq Al-Andalus, nº 19, año 1999] el texto literal sería el siguiente:

Sigüenza es una ciudad andalusí situada cerca de Guadalajara. Dijo al-'Udrí "Entre sus prodigios hay que mencionar el monte que la domina; si se abre una grieta en la piedra sale una resina negra que se parece al alquitrán, y quien quiere, puede tomar de aquélla la cantidad deseada. Las serpientes de este lugar no son malignas" (pag. 39).

Como ya hemos mencionado, el texto anterior pertenece a una obra que podría denominarse "relación de cosas chocantes" de diversos lugares del mundo: no tiene un carácter científico, denota gran credulidad y el criterio para la selección de las noticias no deja de ser extremadamente arbitrario. Sin embargo, Joaquín Vallé pone énfasis en que la noticia se considera digna de ser consignada por sus posibles usos militares, y no por un mineral cuya explotación o no fuese indiferente.

Según al-'Udrí (siglo XI) se extraía de las pizarras bituminosas de un monte que dominaba Sigüenza (Guadalajara) un asfalto como una pez negra (zaft aswad) o nafta parecida al betún (qar). Ya a principios del siglo X la flota de Abd-al-Rahman III llevaba bolas o bombas de nafta (naft) para incendiar los barcos enemigos. En realidad equivalía al llamado fuego griego. Esta interesante noticia destruye la tradición que mantiene que los bizantinos conservaron el secreto de su fabricación hasta la caída de Constantinopla en 1453. Otros autores sostienen que los árabes ya utilizaron la nafta o fuego griego en el sitio de Damieta por San Luis de Francia en 1248-1249. [Joaquín Vallé, La industria en al-Andalus, Al-Qantara, Revista de Estudios Arabes, Madrid 1980, página 364]

Este al-Qazwini (1) fue un prolífico geógrafo persa del siglo XIII y el tal al-'Udrí (2) era de origen español, nacido en Almería. En otro lugar, al-Qazwini nos hablará de forma un tanto convencional de las riquezas minerales de la península ibérica, proverbial en la antiguedad.

Al Andalus es rica en minas de oro, plata, plomo e hierro, que se encuentran por todas partes; hay también minas de mercurio, azufre rojo, azufre amarillo, cinabrio excelente, atutía y alumbre de todas clases. Se encuentra asimismo un kuhl (galena) que se parece al de Isfahan, y además, sus entrañas producen piedras de jacinto, cristal de roca, ónice, lapislázuli, calamita imantada y hematites. También se forma en su suelo la amatista, la piedra judaica, así como el talco. [Fátima Roldán de Castro. El Occidente de Al-Andalus. Ediciones Alfar, Sevilla 1990. Página 101]
Otro testimonio lo tendríamos de un viajero musulmán (Abu'l-Qasim Muhammad b. Hawqal) que visitaría la zona a finales del año de 964, donde se emplea una perífrasis inflamable para nombrar a una ciudad que muy probablemente se corresponda con la actual Sigüenza, intermedia entre Guadalajara y Medinaceli [María José Romaní Suay, Configuración del mundo. Fragmentos alusivos al Mogreb y a España, Valencia 1971, p. 70]. ¿Coincidencia?
Desde Guadalajara hasta Chaará al-Qauarír (Bosque o Jaral de las Botellas de Nafta?) hay una etapa. En este lugar hay una venta donde se hospedan los viajantes o trajinemos.

Los datos de yacimientos de sustancias bituminosas en la península son extraños y se mencionan precisamente por su rareza. La noticia es enigmática, y en los libros de referencia de la historia local y/o provincial consultados, nada he podido encontrar al respecto. ¿Pudiera tratarse de un error del geógrafo? ¿Quizás una identificación dudosa del topónimo? Por aquel entonces la ciudad era denominada por los musulmanes como "Sigunsa"; así al-Bakri (3) la situa en la región centro-este de al-Andalus [Abu 'Ubayd al-Bakri, Geografía de España. edición de Eliseo Vidal Beltrán, Zaragoza 1982, p. 17]. Tengamos en cuenta de que existían en la península varias poblaciones referenciadas en los textos árabes como "Sigunsa", del mismo modo como ya en época romana coexistían varias "Sigüenzas": "Secontia et Uxama, quae nomina crebro aliis in locis usurpantur" [Plinio el viejo, Historia Natural, III, 27]. Así, al-Idrisi (4) en otro lugar [al-Idrisi, Los caminos de al-Andalus en el siglo XII, edición de Jassim Abid Mizal. CSIC, Madrid 1989, pág. 145] recoge la existencia de tres poblaciones homónimas, advirtiendo contra la tentación de confundirlas. Y para colmo está uno cansado de leer que por aquel entonces nuestra ciudad era insignificante, siendo ignorada por la mayoría de los geógrafos de su tiempo, muy por debajo en categoría con respecto a la cercana Medinaceli, que por su valor estratégico tendría sus defensas mandadas reconstruir por 'Abd al-Rahman III el año 946.

Fragmento de mapamundi de al-Idrisi en el que aparece el sureste europeo representado muy toscamente

El suroeste de Europa según el mapa de Al-Idrisi

Dejando a un lado la extrema simplicidad de obtención de la sustancia bituminosa (bastaba con romper una piedra para que fluyese), llama asimismo la atención la imprudencia de la que hace gala al-'Udrí al divulgar la noticia del yacimiento, si fuese cierto que el producto que se explotaba en Sigüenza poseía un valor estratégico. Máxime en una época en la cual la ciudad era un territorio de frontera, sometida a arriesgadas incursiones de fuerzas cristianas, como la de Fernando I de Castilla en 1060, ocurrida en vida del geógrafo [Justo Pérez de Urbel, Atilano González Ruiz-Zorrilla, Historia Silense, Madrid 1959, páginas 194-195] y que otros autores afirman llegó a afectar a la ciudad [Francisco de Berganza, Antigüedades de España, propugnadas en las noticias de sus Reyes, en la Coronica (sic) del Real Monasterio de San Pedro de Cardeña. Parte segunda, Madrid, Francisco del Hierro, 1721]. Esta es una circunstancia que hace dudar de que el uso dado a los aceites pesados extraídos fuese propiamente militar.

Posible explicación de la dualidad: Sigüenza Inferior/Superior

Si la ciudad mencionada por al-'Udrí es la Sigüenza situada en la provincia de Guadalajara en la actualidad, la descripción que hace de la misma resulta muy reveladora y me permite avanzar una hipótesis que someto al juicio del lector. Al-'Udrí hace notar que la ciudad de Sigüenza estaba en el s. X situada en una posición inferior, mientras que en los cerros ("monte que domina la ciudad") que la rodean por el sur y el este existía una explotación minera, no una ciudad. Tras la reconquista se erigiría una fortaleza en el emplazamiento del actual castillo, quizás aprovechando algún tipo de construcción preexistente, tomando el nombre de "Sigüenza Superior". Eso explicaría porqué ambas "ciudades" se trataban como entes independientes en los documentos de la época. El primer obispo de Sigüenza, Bernardo de Agén, recibiría en señorío la ciudad propiamente dicha, la "Sigüenza Inferior", con su iglesia visigoda y población mozárabe, mientras que la superior -posiblemente una pequeña instalación industrial-minera fortificada contra el pillaje- quedaba en posesión de la Corona. En contra de esta hipótesis juega el hecho de que a partir de la Reconquista de la ciudad, nunca se menciona la existencia de dichas supuestas explotaciones mineras.

Miniatura en el que aparece el rey Alfonso VII representado en vivos colores, joven y barbado, sentado sobre el trono, con báculo en la mano Fue el rey Fernando VII de Castilla el que donaría en el año 1138 la Sigüenza Inferior a su obispo, Bernardo de Agén, mientras que la Sigüenza Superior lo sería más tarde, en 1146.

Precisamente este monarca es considerado el fundador del derecho minero en el ordenamiento jurídico castellano, en una disposición de las Cortes celebradas en Nájera en el año 1138, donde se concluye que "las minas de oro y plata son del servicio del Rey y nadie podrá explotarlas sin su autorización". Desde entonces el poder real protagoniza, mediante pragmáticas o privilegios, el desarrollo del ordenamiento minero. [Antonio del Valle Menéndez, Introducción al desarrollo histórico del Derecho Minero Español, Madrid 1984]

Buscando dichas explotaciones

La noticia antes reseñada podría haberse ignorado prudentemente por las dudas antes mencionadas, de no ser porque la zona de Sigüenza es considerada por los geólogos como proclive a la existencia de depósitos de hidrocarburos. Así, Salvador Calderón [Los Minerales de España, Madrid 1910, Tomo I] afirma lo siguiente:

(Petróleo, página 497) También el Triásico de otras varias localidades castellanas contiene areniscas más o menos petrolíferas. Tal sucede en las provincias de Soria y Guadalara, como en Sigüenza y Molina de Aragón, aunque hasta el presente no han dado allí resultados industriales los intentos de explotación.

(Asfalto, página 502) De menos importancia son las areniscas bituminíferas del Triásico de Sigüenza, las cuales se han tratado de explotar repetidas veces, así como algunas de Molina de Aragón.

Con semejantes datos, se imponía hacer una búsqueda retrospectiva sobre esas explotaciones de petróleo y asfalto. Y encontramos abundante material, que pasaremos a exponer resumidamente, para no fatigar al lector.

La primera noticia "moderna"

La primera noticia sobre explotaciones mineras en Sigüenza en búsqueda de combustibles fósiles nos la proporciona Pascual Madoz [Diccionario Geográfico-Estadístico-Histórico de España y sus posesiones en ultramar. Tomo XIV. Madrid 1849, p. 391]

[...] no dejan de observarse en varios puntos, indicaciones de minas de carbón de piedra, pero hasta el día, ninguna de las calicatas practicadas ha dado resultado favorable.

La noticia es tan interesante, que resulta a todas luces insuficiente. Parece hacer referencia tanto a antiguas minas de carbón mineral entonces abandonadas como a calicatas contemporáneas al autor, todas infructuosas. Para colmo, la obra de Madoz es criticada en su día por el poco rigor con que recoge datos geológicos y mineros, atribuyéndolas a la carencia de corresponsales adecuados en las diversas localidades y luego a la falta de supervisión de la obra por especialistas [Revista Minera. Periódico Científico e Industrial redactado por una sociedad de ingenieros. tomo II. Madrid 1851 "Varias críticas sobre los datos mineros recogidos por el Diccionario Geográfico-Estadístico-Histórico del Señor Madoz" , páginas 76-85].

Estos comentarios se realizan en un momento en que se produce una brutal desforestación del país, en buena parte producto de la labor desamortizadora, para alimentar las incipientes industrias con leña. Una vez desaparecen buena parte de los bosques, se produce una revalorización de todo lo relacionado con los combustibles fósiles, y una de las posibles soluciones contempladas eran rocas bituminosas, como el yacimiento de Fuentetoba en Soria. Quizás esas primeras prospecciones en busca de carbón preparasen el terreno para futuras exploraciones en busca de un mineral mucho más valioso pocos años más adelante.

También la progresiva industrialización del país hacía viable el acometer a mayores escalas posibles explotaciones mineras, proporcionando una vía fácil para expedir el producto. En 1862 se inagura el tramo Jadraque-Medinaceli de la línea de ferrocarril Madrid-Barcelona, que cubre la compañía M.Z.A. (Ferrocarriles de Madrid, Zaragoza y Alicante), que pasaría a tener estación en Sigüenza.

Registro documental

En 1859 se publica una Ley de Minas que entre otras novedades concede al Gobernador Civil de la Provincia la potestad de conceder los permisos de investigación minera, así como la obligación de publicar la notificación de las demarcaciones de minas en el Boletín Oficial de la Provincia [Antonio del Valle Menéndez. Introducción al desarrollo histórico del Derecho Minero Español. Madrid 1984, página 37]. Es esta obligación de publicar los avisos de demarcaciones de nuevas explotaciones mineras antes de su aprobación en el Boletín Oficial de la Provincia una de las vías más farragosas pero efectivas de recabar información sobre las minas.

Así, la primera noticia de una mina que pudiese tratarse de hidrocarburos o similares data de 1872, cuando el Gobernador Civil de la provincia de Guadalajara, Joaquín Sancho, hace saber que Ramón Adame, vecino de Madrid, pretende registrar 12 pertenencias de la mina "Hipólita", sita en el paraje de Las Peñuelas, término municipal de Sigüenza. Su arranque era la Cruz de las Peñuelas, topónimo hoy en desuso que se corresponde con una cruz de piedra que existía en el camino que conduce al antiguo molino de viento hoy conocido como "El Polvorín". En este momento no se menciona el mineral que se pretende explotar [Boletín Oficial Provincia de Guadalajara. 17 de enero 1872]. Habiendo transcurrido el plazo sin que Ramón Adame presente el papel de reintegro, se declara fenecido el expediente de la mina "Hipólita" [Boletín Oficial Provincia de Guadalajara. 4 diciembre 1872].

No obstante el fracaso registrado con la mina "Hipólita", su promotor, Ramón Adame, no desistirá, aunque en ello perderá el honor de ser el primer promotor de una mina de las características que estamos buscando en la ciudad, que pasará a recaer en otro vecino de Madrid. Habrá que esperar hasta el año siguiente para ver publicada una notificación en la que se expresa claramente que el mineral a explotar es de naturaleza combustible: se tratará de la mina "La Fotogénica". Veamos el texto íntegro de su notificación:

D. Antonio Altadill, Gobernador Civil de esta provincia, hago saber: Que por D. Marcelino Franco y Díaz, vecino de Madrid, se presentó en la Sección de Fomento de este Gobierno una solicitud en 6 de mayo de 1873, designando diez y ocho pertenencias de la mina de bituminoso, denominada La Fotogénica, sita en el paraje que llaman Barranco de la Raposa, término municipal de Sigüenza, en la forma siguiente: Se tendrá por punto de partida una calicata abierta junto al Barrranco de la Raposera, desde este se medirán en dirección N 150 m, fijándose la primera estaca; otros 130 m en dirección M. y se fijará la segunda estaca; otros 300 m en dirección E, fijándose la tercera estaca; y otros 300 m en dirección O, fijándose la cuarta estaca y rectángulo que se forme por líneas que cortan normalmente en sus extremos las expresadas líneas comprenderá las 18 hectáreas o pertenencias solicitadas [Boletín Oficial Provincia de Guadalajara. nº 56. 9 mayo 1873]
Vista de comienzos del siglo XX de la zona conocida como La Raposera, desde una casa de la Calle Mayor. Ausencia total de árboles y edificaciones
Vista de la ladera oeste de la zona conocida como La Raposera en Sigüenza, a principios del siglo XX.
Obsérvense los montes, prácticamente desprovistos de arbolado. (Ministerio de Cultura, Legado Archilla)

A partir de la anterior noticia, se van sucediendo las noticias de explotaciones de combustibles fósiles, con una distribución muy irregular a lo largo del tiempo. Su existencia llamaba la atención de los especialistas de la época, algunos de los cuales estuvieron a punto de proporcionarnos una información más completa. La causa de que no lo hicieran: ¡que para ser geólogo hay que estar a la intemperie! Y te puede llover, que es lo que ocurrió entonces, cuando deciden continuar su excursión en coche. En fin, veamos lo que dejaron escrito sobre una de estas esforzadas expediciones:

Empezó esta a las siete de la mañana saliendo de Sigüenza por la carretera que va a Barbatona, que bien pronto abandonamos para subir la elevada meseta que conduce al camino de Pelegrina. Hubiera sido nuestro deseo ver lo que en la localidad llaman el pozo del petróleo, que está en el prado de San Pedro a la salida del pueblo, pero no lo hicimos por saber que no se encuentran en él las areniscas impregnadas de nafta que eran el principal objeto de nuestra curiosidad; estas areniscas afloran en un cerro situado a la izquierda de la carretera, y como el visitarlas nos hubiera separado algún tanto de nuestro camino, renunciamos a ello bien a pesar nuestro ["Excursión geológica por el partido de Sigüenza (Guadalajara)", en Anales de la Sociedad Española de Historia Natural, Serie II, Volumen XXI, tomo primero, 1 diciembre 1892, Madrid, pp. 93-98].

Parece ser que la geología seguntina levantaba pasiones por dichas fechas, porque otra excursión similar se llevará a cabo en mayo de 1892, siendo éste el relato del paso por la perforación del Prado de San Pedro:

bajamos por el Prado de San Pedro a la carretera de Barbatona, en cuyo trayecto encontramos las calizas triásicas, sobre que se asienta Sigüenza, buzando próximamente al OSO.; llegados a la carretera, pasamos al lado de un pozo abierto en las areniscas betuminíferas del trías, que van debajo de las calizas, pero del cual no se han sacado roca [Francisco Quiroga, "Excursión a Sigüenza y sus alrededores", en el Boletín de la Institución Libre de Enseñanza, año XVI, Madrid, 31 de mayo de 1892, nº 367, p. 147]
Una imagen borrosa en que se aprecia una vista del barrio de Santa María desde la antigua carretera de Madrid, flanqueada por árboles, por donde circula una caballería. No aparecen edificaciones más que en el fondo de la imagen. Pozo petrolífero consistente en una construcción troncocónica de madera. Frente al mismo se sitúan dos personajes, uno con chistera
Vista antigua de la zona del Prado de San Pedro en Sigüenza Edwin L. Drake (derecha) y su amigo Peter Wilson fotografiados frente al pozo de petróleo que sustituyó al original, en 1861. Titusville, Pensilvania, USA

La causa de la popularidad de las explotaciones de hidrocarburos en Sigüenza habría que buscarla en la propia cercanía de Sigüenza respecto a Madrid, así como la activa publicidad que para conseguir la necesaria financiación llevaban a cabo sus promotores. Uno de éstos era Elías Bartolomé Gil, vecino de Madrid, que desarrollaría una serie de proyectos industriales, el más conocido de los cuales lo constituiría la fábrica de cerámica de El Acierto, hoy en término de Pelegrina.

Portada de los Estatutos de la Sociedad Explotadora de las Minas de Petróleo Estatutos de la Sociedad Explotadora de las Minas de Petróleo de Sigüenza
Estatutos de la sociedad minera promovida por Elías Bartolomé, así como la descripción de las minas que explotaba. Madrid 1882

En la descripción de las minas que Elías Bartolomé publicó en 1882 [Elías Bartolomé, "Estatutos de la Sociedad Explotadora de las Minas de Petróleo de Sigüenza", Madrid 1882, Establecimiento tipográfico calle de la Reina] se afirma que al constituirse, la Sociedad explotaba las minas "Elisita" y "San Rafael", en la zona de La Raposera. Allí se hace la siguiente prometedora descripción de las rocas a explotar:

En el término municipal de Sigüenza, provincia de Guadalajara, junto a la ciudad misma y en la formación triásica que constituye el terreno donde aquella se asienta, preséntanse varias capas de arenisca, fuertemente impregnada de sustancias bituminosas. Los caracteres que presentan estas areniscas son muy notables. Fáciles de arrancar y extraer, desprenden un pronunciado olor a aceites empireneumáticos, arden fácilmente con llama viva y blanquecina, se endurecen al aire y tienen mucho peso.

La sociedad se constituía tras una serie de sondeos previos que a juicio de los asociados, resultaban prometedores.

Que a medida que se profundiza, aumenta la riqueza de las sustancias bituminosas, cosa que se ha comprobado con la apertura de un gran pozo, que llega a 30 metros de profundidad y que se ha entivado [sic] y vestido de madera, y con el sondeo hecho con una barrena de 11 centímetros de diámetro hasta la profundidad de 58 metros.

Ese gran pozo pudiera ser el perforado en el Prado de San Pedro. Igualmente las previsiones de beneficios eran halagadoras (¡y engañosas!). Júzgelo el lector con el siguiente párrafo.

Referida a 100 kilogramos del mineral extraido la riqueza de aceite mineral resulta que se pueden extraer de 4 a 5 kilogramos [...] La superficie denunciada, en la cual hay existencia de mineral, es de 610.000 metros cuadrados. Supongamos que solo puede explotarse con buenas condiciones la tercera parte, o sean 200.000 metros cuadrados. Una profundidad de 10 metros en los extractos impregnados (y mas de 50 metros hay descubiertos) nos daría 2.000.000 de metros cúbicos de mineral. La densidad de éste es 2,90 y por lo tanto, el peso de esa masa de arenisca bituminosa será de 5.800.000 toneladas. Tomando la riqueza mínima de 4 por ciento de aceites, se podría extraer de esa masa 270.000 toneladas de petróleo. Siendo la densidad de éste de 8,6 a 8,9, el volumen de dicho aceite será de 30,337.000 litros. Vendido en la plaza a sólo 0,50 pesetas el litro, daría un producto de 15.000.000 de pesetas.

En el documento se nos informa muy sucintamente de que los hidrocarburos se obtenían por destilación. Al calentar un triturado de piedra, se desprendían gases combustibles. Si dichos gases se hacían pasar por un serpentín, se lograban condensar una serie de aceites minerales.

Que la destilación de este mineral produce gases que arden con hermosa llama blanca en cantidad de 12 a 14 por ciento, está probado y afirmado por distinguidos químicos.
Que la condensación de las sustancias volátiles de aceites combustibles, de calidad análoga al petróleo, a la parafina y a la nafta, en cantidad hasta ahora del 5 por 100, está igualmente probada.

Sabemos que las minas que explotaban combustibles fósiles (nominalmente al menos) perduraron en Sigüenza hasta bien entrado el siglo XX. Sin embargo, es poco probable de que se produjese un producto útil para la generación de energía, pues los explotadores confiaban en que las areniscas bituminosas fuesen simplemente el indicio de la existencia de yacimientos petrolíferos o hulleros, expectativa que nunca se cumpliría. Muchas de ellas pasaron a convertirse en simples canteras de piedra arenisca, en un volumen tal, que hicieron que la piedra, juntamente con la madera traída de Soria, fuese la principal mercancía expedida en la estación de ferrocarril seguntina. Sin embargo, algún indicio nos permite sospechar que hubo intentos de quemar un combustible de una calidad que se nos antoja pésima. Así, el nombre de una de las minas anteriormente mencionadas ("Las luces") hace sospechar que quizás sirviesen para producir gas de iluminación para la ciudad, antes de la llegada de la luz eléctrica a la misma (1897). Incluso entonces, alguna de las fábricas de luz eléctrica quizás emplease carbón de producción local, pues tenemos noticias de que como combustibe debía de ser bastante deficiente ("abundante en tierra") y los vecinos de quejaban de los malos olores que emanaban de la fábrica.

Y en cuanto al consumo del carbón, permítanos el Sr. Moreno le digamos que, si San Sebastián gasta carbón Cardit, el que arde en la máquina de su propiedad no debe ser importación de las Indias por el pestífero olor que despiden sus gases entre cuyos componentes debe abundar la tierra ["Una arbitariedad", publicado en el periódico La Crónica. Nº 1142, 24 Agosto 1899]

Tanto es así, que cuando el propio Elías Bartolomé proyecta una fábrica de luz para abastecer la ciudad (1897), no emplea para ello las "areniscas bituminosas", "lignitos" ni sus variantes que supuestamente explotaban las minas de las que era titular. En su lugar, opta por el uso de carbón traído por vía férrea, situando la fábrica adyacente al muelle de mercancías de la estación de ferrocarril, incluso terraplenando el terreno para facilitar el transporte del mineral.

Recorte de prensa en la que aparece la convocatoria para la disolución de la sociedad en el año 1890

Los empresarios implicados

La única descripción detallada de los empresarios que estaban tras una de éstas iniciativas de las que dispongo es aquella de la Sociedad Explotadora de las Minas de Petróleo de Sigüenza. En su accionariado sorprende el alto nivel político de los implicados (5), aunque paradójicamente, no del promotor, que como el mismo reconoce, aportaba las minas. Repasemos la lista de los componentes del Consejo de la Sociedad:

Presidente
Exmo. Sr. D. Rafael de Bustos y Castilla, Marqués de Cervera, Grande de España, ex-ministro, Senador del Reino

Vicepresidente
Exmo. Sr. D. Fernando Puig y Gilbert, Senador del Reino

Tesorero
Exmo. Sr. D. Juan de Velasco y Fernández de la Cuesta, Marqués de Villa-Antonia, Brigadier del Estado Mayor del Ejército.

Contador
Exmo. Sr. D. Francisco Rubio y Pablos, ex-subsecretario del Ministerio del Ultramar, ex-gobernador civil de Barcelona y otras provincias, ex-consejero del estado y diputado a Cortes

Ingeniero
Ilmo. Sr. D. Juan Navarro Reverter, Ingeniero Jefe Superior de Administración Civil

Juan Navarro Reverter en 1880, representado calvo, con barba y gesto enérgico Juan Navarro en 1880, cuando era director de la fábrica de gas de Valencia y constructor de la fábrica de gas de Alcoy (retrato aparecido en La Ilustración Española y Americana). En 1886 es elegido diputado a Cortes por el distrito de Segorbe, cargo que mantendrá hasta 1902. Desempeñó múltiples cargos en la Administración, entre ellos los de Ministro de Hacienda, Presidente del Consejo de Estado y Director General de Aduanas.

Ingeniero
Ilmo. Sr. D. Luciano Bremond Barthelemy, Ingeniero Civil, ex-director de la Fábrica de Gas de Madrid.

Abogado consultor
Exmo. Sr. D. Francisco Pi y Maragall, ex-Presidente del Poder Ejecutivo

Retrato fotográfico de Pi y Maragall, un año antes de su muerte Francisco Pi y Maragall (Barcelona 1824, Madrid 1901). Fue Ministro de Gobernación durante la primera república. Importante figura del federalismo español. Retrato aparecido en la publicación "Album de Fotos. Primera Ilustración Española en Colores. Enero 1902. Barcelona"

Evolución de las explotaciones

Imagen que reune las demarcaciones de minas que no presentan conflictos de lindes. Las minas forman algo similar a la letra C mayúscula Con el tiempo, muchas de las explotaciones serían absorbidas a su vez por otras, aunque se observa una tendencia a la desaparición de las existentes en el Sur de la ciudad (zona de Las Peñuelas y La Cuerda), mientras que las que se asientan en dirección al Pinar (zona de La Raposera y La Lastra) se expanden sobremanera en dirección Este. Pulsa en la imagen

La zona en la actualidad

Paisaje con la zona minera, consistente en montes de areniscas rojizo-verdosas cubiertas por encinar. Al fondo se divisa el castillo Una vez conocida la distribución de las explotaciones mineras en el entorno de Sigüenza, uno no puede menos que agradecer a Dios que dichos intentos de explotación no tuvieran éxito. Si ya de por sí la zona está enormemente castigada por un descuido generalizado y proliferación de vertederos de áridos, no digamos si además se uniesen al paisaje enormes escombreras de antaño. Aquí tienes un pequeño reportaje fotográfico que te permitirá apreciar la belleza del paraje Pulsa en la imagen.

Conclusión

A lo largo de esta exposición, espero haber convencido al lector de que en torno a Sigüenza existieron explotaciones mineras, y que algunas de éstas estaban ‐nominalmente al menos‐ dedicadas a la exploración y explotación de petróleo y rocas bituminosas. Esta explotación venía desde muy antiguo (siglo X bajo dominación árabe) pero pudiera sin muchas dificultades retrotraerse en el tiempo.

Por las características de los materiales de superficie encontrados, podríamos distinguir tres fases diferenciadas de explotación:

La sociedad minera fundada por Elías Bartolomé sería disuelta apenas transcurridos ocho años de su constitución, acabándose así el sueño de su promotor (6).

Lo que en tiempos antiguos era rentable (extracción del asfalto y porciones más volátiles con fines medicinales, utilitarios o armamentísticos) en pequeña escala, resultó no serlo cuando lo que se pretendía era la explotación a gran escala, con la intención de abastecer Madrid y otras grandes urbes de combustible barato y cercano. Este intento fracasó estrepitosamente, dejando a cambio impoluto el paisaje, que ahora nos tocará a nosotros conservar. 

Notas biográficas

(1) al-Qazwini, Zakariya ibn Muthammad ibn Mahmud, Abu Yahya. Nacido en Kasvin (Irán) en 1203 y muerto en 1283.

(2) 'Umar ibn Anas al-'Udrí. Nacido en Almería en 1003, muerto en 1085 en Valencia. Un discípulo suyo fue el famoso geógrafo Abu Ubayd Allah al-Bakri. Su obra se suele citar como "Nizam al-maryan fi l-masalik wal-mamalik".

(3) Abu Abdullah al-Bakri. Nacido en Huelva en 1014, muere en 1094

(4) Al-Idrisi, abu `Abd Allah Muhammad ibn Muhammad ibn `Abd Allah ibn Idris, al-Sharif al-Idrisi. Nace en Ceuta en el año 1100; muere allí en 1166.

(5) Destacan de entre el conjunto Rafael María de Bustos y Castilla, Marqués de Cervera, Grande de España (Huéscar 1807, Archena 1894) y Francisco Pi y Maragall (Barcelona 1824, Madrid 1901). En el caso del marqués se da la circunstancia de que siendo Ministro de Fomento aprobó en 1859 el Reglamento del Cuerpo de Ingenieros de Minas. Estaba casado con Casilda de Figueroa, hija de Alvaro de Figueroa y Torres, Conde de Romanones, personalidad de enorme influencia en Guadalajara.

(6) Gaceta de Madrid, nº 88, 20 Marzo 1890, p. 959 Aviso para la disolución de la sociedad "Minas de Petróleo de  Sigüenza"

Escudo de Sigüenza

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