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El "Liceo Seguntino" y su sucesor. El teatro en Sigüenza a través del periódico "La Crónica"

Un periódico de ámbito provincial, "La Crónica", ardoroso vocal del Partido Liberal, dejó constancia en sus páginas de un hecho diríamos que singular en la vida de una ciudad como Sigüenza: una asociación cultural que a finales del siglo XIX promovió activamente todo tipo de géneros teatrales en dicha ciudad, incluso con la participación entusiasta de sus miembros como actores, músicos, etc. en las funciones. Y que contó como corresponsal -entre otros- en Sigüenza ni mas ni menos al por entonces joven Manuel Pérez-Villamil García-Somolinos (Sigüenza, 3 octubre 1849; Madrid, 11 diciembre 1917), futuro académico de las Reales Academias de la Historia y de San Fernando, y director de las secciones Media y Moderna del Museo Arqueológico Nacional.

El hecho de que numerosos ejemplares de La Crónica se hallen disponibles on-line (años 1897-1918), hacen posible a cualquiera realizar un estudio de sus contenidos desde la comodidad de su casa. Aprovecharemos nosotros dicha circunstancia, que ójala nos prefigure el futuro, para realizar un estudio somero de las actividades de "El Liceo Seguntino".

Coplilla dedicada a Pérez-Villamil en el periódico La Crónica de Guadalajara un 10 de mayo de 1900

Un toque providencial

Estimado lector: como antes habrás notado, la colección de periódicos abarca desde 1897 hasta 1918, ambos incluidos. En estos 21 años se da la curiosa circunstancia de que prácticamente en los extremos de dicho intervalo (1987 y 1917, respectivamente) es cuando más información disponemos sobre la práctica activa del teatro en la ciudad, y entre medias un largo desierto de lamentos. Este texto pretende sencillamente recordarte dichos acontecimientos, siempre vistos a través de un medio de comunicación "de partido".

La colección del periódico que se encuentra disponible a todo aquel que tenga la suficiente curiosidad, dando principio en el año de 1897, ni más ni menos que en el número 919 del periódico, que a unos 52 ejemplares por año (suponiendo que mantuvo siempre la periodicidad semanal), nos daría que fue fundado unos 17 años antes, o sea, en torno a 1880. El primer año conservado (1897) es el que conserva mayor número de referencias al "Liceo Seguntino" de toda la colección. A comienzos del siguiente año (1898) se atisba una crisis y ya no volvemos a tener noticias de sus actividades hasta un par de años más tarde (1900). El teatro que sucedería en orden cronológico al Liceo Seguntino aparece en 1917, del cual haremos igualmente un breve esbozo.

En el relato de los hechos nos iremos apoyando en los sucesivos textos de "La Crónica", limitando los excursos a los mínimos. Confiemos en que la historia se siga con facilidad.

El Liceo Seguntino. Colorida descripción de sus actividades

Como ya hemos hecho notar, la corresponsalía del periódico en Sigüenza estaba confiada a una joven promesa: ni más ni menos que Manuel Pérez-Villamil, una cabeza de las que no se prodigan mucho en nuestra ciudad. Como dice la coplilla que reprodujimos al principio, "en la Academia estaría hace tiempo figurando, como miembro de la misma, si el puesto hubiese aceptado". El caso es que tenemos un joven abogado que estaba convencido del poder de la prensa escrita para formar opinión y modelar la realidad (ya había sido director de "La Ilustración Católica" entre los años de 1879 a 1887). Esta labor periodística sin duda le llevaría a no pocas enemistades, pues en su celo de reformar las costumbres del lugar no vacilaría en calificar la ciudad como "Zululandia" (nº 1170, 8 marzo 1900) o incluso emplear titulares tales como "En plena Hotentocia: para las autoridades de Sigüenza" (artículo publicado en el nº 1171, 15 de marzo de 1900) tras sufrir su familia un sabotaje para quitarles la posibilidad de optar a la concesión municipal de electricidad a la población. Dicha labor la calificaría su periódico (nº 1188, 12 de julio de 1900) como "activa, noble y desinteresada campaña que en pro de los intereses de la ciudad mitrada viene haciendo nuestro ilustrado compañero el joven colaborador D. Manuel Villamil", añadiendo sin embargo una coletilla preocupante: "continúe nuestro amigo y compañero sin desmayos la obra que tanto daño hace a sus detractores y que tanto aplaude con nosotros el público sensato de Sigüenza". Dicha campaña, cuyo fin desconocemos, o no estaba bien pensada o encontró mucha mayor oposición de la esperada, pues ya al finalizar dicho año (13 de diciembre de 1900) se nos informa del nombramiento de un nuevo corresponsal en la ciudad, Honorio Sanz, traduciéndose en la práctica en la interrupción de las colaboraciones que Manuel Pérez-Villamil venía realizando. Sea por el cambio de corresponsal, o por otra serie de visicitudes que narraremos más adelante, el caso es que las noticias sobre la vida teatral cesan casi por ensalmo, siendo sustituidas por otras de menor monta como bailes en Casinos, funciones religiosas, notas de sociedad, bandas de música e incluso crónicas taurinas. Progresivamente la crónica seguntina irá perdiendo interés y acabará por ser omitida.

Las actividades del Liceo Seguntino en 1897

Al tener como principal fuente de información la crónica periodística, nuestro conocimiento de la programación anual es fragmentario. Interpretando la información que dichas crónicas nos proporcionan, y dando por sentado de que hay lagunas en los datos, obtenemos un total de 20 funciones anuales como mínimo para el año 1897, con el siguiente desglose:

Funciones
Mes de sociedad extraordinaria benéfica
Enero 2 2
Febrero 2
Marzo
Abril 1 1
Mayo 1
Junio
Julio
Agosto 2
Septiembre
Octubre 1 1
Noviembre 2 1
Diciembre 2 1 1

No tenemos noticia de que los estatutos de la Sociedad "Liceo Seguntino" se hallan conservado, pero de los datos anteriores puede deducirse que existía el objetivo de tener dos sesiones de teatro al mes como mínimo, las llamadas "de sociedad" (para los socios). Luego se intercalarían aquellas que con carácter extraordinario se creyese conveniente, siendo algunas de carácter benéfico, como se indica expresamente.

El antiguo edificio del Hospicio en 1962, ya convertido en el Colegio Sagrada Familia [1]

El repertorio

Las crónicas pertenecientes al año 1897 nos proporcionan cumplida información del tipo de obras que se representaban en el teatro. A grandes rasgos se dividían en dos tipos: las zarzuelas, musicales que hacían furor en la época, y las obras propiamente teatrales, generalmente del género cómico (sainetes). Así, para la primera función del año (m919) se programaron dos zarzuelas (Los trasnochadores, Un par de lilas) y una obra cómica (Hay entresuelo). En las obras musicales era frecuente de que se pidieran bises a los actores de los números más memorables. También se nos informa de que los intermedios entre las funciones eran a veces superiores a la duración de éstas (m998), y en ellos ocasionalmente se interpretaba un número musical para hacer más llevadera la espera. La "banda sonora" era obviamente puesta por las voces de los actores, sin más megafonía que su propia voz, la dudosa acústica de una sala no concebida para ello, y una pequeña orquesta, siempre presidida por un piano.

El local

Este es el aspecto del que menos se nos informa en las crónicas, y lamentablemente tengamos el mayor número de detalles al narrársenos su destrucción. Sabemos que debía tratarse de un amplio salón, con capacidad de más de 300 butacas (m981). En octubre de 1900, cuando el edificio que lo cobija sufre un derrumbe parcial, se nos informa de que afectó "abarcó toda la sala del teatro y el escenario, mas una parte de la sala de descanso" (m1202), sepultando las butacas y un piano, que en febrero de 1901 todavía permanecían bajo los escombros (m1219). El hecho se debía de ver venir, pues ya en 1899 el mismo rotativo nos informa (m1201a) de que el edificio del Hospicio estaba en estado ruinoso.

Si de por sí el hundimiento resultaba un acontecimiento terriblemente negativo para la pervivencia del teatro en Sigüenza, todavía se agravaba aún más si cabe por producirse en un momento de crisis en la Junta Directiva del "Liceo Seguntino", como nos informa la última crónica (m1019) de su existencia activa. En dichos momentos el país se encuentra arruinado económica y moralmente, tras una larga serie de guerras coloniales en el caribe y extremo oriente, culminadas con un enfrentamiento suicida con los Estados Unidos de América. Los periódicos dejan traslucir con demasiada facilidad el clima de desesperación íntima que se vive y de miseria moral. No es de extrañar que en tales circunstancias todo se degradase, empezando por la convivencia.

Vista de la ciudad en torno a 1904. Nótese el edificio del Hospicio semiruinoso [2]

Detalle de la imagen anterior, mostrando la cara oeste del edificio del Hospicio

Sin local

El hundimiento del local que albergaba el teatro no podía venir en peor momento. La nación estaba todavía asimilando la pérdida de los restos de su imperio colonial, asistiendo impasible al reparto colonial del continente africano entre las diversas potencias europeas, entre las que España hacía tiempo que había dejado de contar. Careciendo un imperio colonial donde aprovisionarse de materias primas y colocar los productos manufacturados, modelo que permitiría el desenfrenado crecimiento europeo, a nuestra nación le cupo el triste papel de "quedarse en la cuneta", viendo como todos prosperaban menos ella.

Es importante hacer notar el estado de postración económica general para intentar explicar como nunca se llegase a reconstruir el antiguo Liceo. La antigua universidad de San Antonio de Portaceli fue primeramente asimilada a la de Alcalá de Henares y posteriormente clausurada en 1837, privando a la ciudad de la vida universitaria que desde siempre la había animado. Luego le tocaría el turno a la actividad industrial, en la que había tenido cierta prédica, como era la fabricación textil, que había contado con numerosas fábricas y talleres, uno de ellos el complejo conocido como Hospicio, ni más ni menos que un complejo fabril que databa de la época de Carlos III. La temprana llegada del ferrocarril a la ciudad (concesión de una línea Madrid-Zaragoza en 1845; inauguración de tramos desde 1855; se completa el trayecto en 1863) no parece tener un impacto positivo neto en la economía local; mas bien al contrario. La lenta desindustrialización se tradujo en la consiguiente ruralización, recobrando el papel protagonista actividades tales como la agricultura de secano (que vino acompañada por una implacable deforestación, a la que debemos el paisaje actual), el trato de ganado o el pequeño comercio. Asimismo la competencia económica a nivel provincial de la ciudad de Guadalajara, Jadraque, etc, hizo que numerosos servicios fuesen transferidos de Sigüenza a otras zonas. Mientras, empieza a adquirir protagonismo la adquisición de viviendas en la ciudad por forasteros, en lo que hoy conocemos como "segunda residencia", que vino a conformar un modelo económico que ha llegado hasta nuestros días, combinado de monocultivo de construcción y hostelería.

Intentos de recuperación del edificio

Es en este clima tan poco esperanzador donde se levantan voces pidiendo la reconstrucción del edificio del Hospicio para albergar alguna institución estatal (se hablaba de Colegio de Huérfanos, muy abundantes por la cercanía de las últimas guerras coloniales), siempre a cargo de fondos públicos, bien del Ayuntamiento (en aquella época rozando siempre la bancarrota) o estatales (para los cuales no constituía precisamente una prioridad). Las sucesivas esperanzas se verán defraudadas una y otra vez, así en 1901 se habla de que "la reedificación del edificio en ruinas [..] será pronto un hecho" (m1233). El tiempo pasaba y el ayuntamiento deseaba librarse de la carga que dicho edificio suponía, pues tanto él como el obispado estaban sobrados de grandes edificaciones sin ningún uso, cuyo mantenimiento nadie quería asumir.

El antiguo Hospicio de Sigüenza en 1935. Nótese el ala occidental vaciada

Sin embargo, el obispado conocía una época de auge en las vocaciones religiosas, y precisaba disponer de instalaciones para un nuevo seminario. Así, cuando en marzo 1904 el obispo "manifiesta estar dispuesto a hacerse cargo del edificio –hospicio con el fin de habilitarlo para seminario, cediendo en cambio para servicios municipales el Seminario viejo con todas sus dependencias exceptuando únicamente la Capilla y la parte del edificio adosada a la misma por la parte opuesta a la calle del seminario por ser necesaria para el servicio de dicha capilla" (Junta 12 marzo 1904) el ayuntamiento acoge favorablemente la idea (m1380). Sin embargo, finalmente la condición solicitada por el obispado de conservar en su poder la capilla existente en el patio del antiguo seminario resulto obstáculo insalvable, y en Junta de 28 de marzo de 1904 el ayuntamiento rechazó el canje. Tras este desacuerdo, se optaría por el emplazamiento del seminario actual, inaugurándose el 1 de octubre de 1907.

También se depositaron grandes esperanzas en el Conde de Romanones, diputado por Sigüenza, para que emplease sus dotes parlamentarias en la recuperación del Hospicio, pero a pesar del gran número de apoyos recibidos por el mismo (y no pequeñas dosis de adulación), nada se conseguiría a la postre. La política de entonces era demasiado mudable para que cualquier empeño perdurase.

Retrato del Conde de Romanones, publicado en 1905

El sucesor

Existían otras asociaciones recreativas en la ciudad, como casinos y asociaciones de recreo, pero sus actividades pocas veces iban más allá de la organización de fiestas y bailes en la temporada estival. Tan era así, que el corresponsal seguntino repite en numerosas ocasiones la idea de que "el próximo invierno echaremos una vez mas de menos la necesidad de un pequeño centro de instrucción y recreo, como lo era la Sociedad 'Liceo Seguntino', y que si acontecimientos de otra índole no nos ocupan la atención, tendremos forzosamente que morirnos de splin [sic] amarrados a una silla junto a la estufa del Casino o la camilla casera" (m1404)

Antiguos corrales del concejo y pósito, en 1935

Catorce años llevaban transcurridos desde las últimas representaciones teatrales de que nos conste noticia. Sin embargo, el 2 de septiembre de 1914 el Ayuntamiento llegaría a un acuerdo "la Junta de la Cruz Roja y el industrial Sr. Llorente para la adquisición de la madera y enseres adquiridos por dicha institución para la construcción del escenario en el local del Pósito, donde tuvieran lugar las dos funciones teatrales y dejarlo así dispuesto de tal modo que para el próximo verano quede habilitado y en condiciones que no haya de hacer nuevos desembolsos si se organizan funciones teatrales".

El proyecto debió pasar por sucesivos altos y bajos, pues en vez de estar concluido para el verano de 1915, lo estuvo dos años mas tarde, en agosto de 1917. Es entonces cuando se nos informa (m2128) de que un conjunto distinto de promotores habían dado fin al proyecto. La descripción no puede ser más favorable:

Mide el teatro 31 metros de largo por 11,30 de ancho y es capaz para 180 butacas y 200 asientos de entrada general. Tiene también doce plateas y dos palcos proscenios.

La impresión que nos produjo fue de sincera admiración. Es sencillo y elegante. Un gusto sobrio y una acertada disposición ha presidido en la construcción de este bonito coliseo, debido al entusiasmo de los seguntinos que se han constituido en Sociedad y han conseguido con un gasto inicial de 10.000 pesetas, dotar a Sigüenza de un teatro moderno, al que no falta detalle alguno.

Los telones, debidos al escenógrafo valenciano Sr. Amorós, son de un efecto escénico maravilloso, así como el telón de boca que es un alarde de ornamentación.

Todo ha sido aprovechado para este teatro. Si los materiales eran escasos con ellos ha conseguido D. Melquíades López, lo que se proponía; si faltaba espacio, ha buscado un medio, ha combinado, ha dispuesto las cosas para que nada quedase sin hacer.

Magnífico ejemplo, el del Teatro seguntino, de cuanto puede la unión y el esfuerzo de la voluntad cuando se inspira en el noble y simpático amor a la ciudad que ha sido nuestra cuna.

A pesar de tan buenos augurios, este nuevo coliseo tuvo una vida mucho más corta de lo que cabía esperar. La construcción de un teatro de nueva planta, sin las cortapisas impuestas por el reaprovechamiento de un local, es acometida por una asociación de vecinos presidida por Matías de Grandes Merino. Dicha construcción se situaría en "el solar que hay a la terminación de la calle de San Roque, donde está el Calvario, obligándose a guardar las líneas y rasantes que se indiquen, así como a trasladar por su cuenta el Calvario a la inmediata explanada de la Alameda o a donde las Autoridades civil y eclesiástica de esta ciudad le designen". Dicho proyecto a su vez sufriría estancamientos, cambios de promotor, etc, teniendo que esperar a su vez hasta la década de los treinta del siglo XX para convertirse en el Teatro Capitol, edificio que ha llegado a nuestros días.

El 23 de septiembre de 1928 el incendio del teatro Novedades en Madrid ocasionó 80 muertes y gran número de heridos. Como siempre en dichas ocasiones, es entonces cuando las autoridades decidieron intervenir para asegurarse de que los edificios cumpiesen normativas que permitiesen su rápida evacuación. Apenas transcurridos 7 días de la catástrofe, el alcalde de Sigüenza, Fernando Muñoz de Grandes (pariente del promotor del teatro alternativo al "Teatro Seguntino") anunciaría la suspensión de la licencia para este último sobre la base de sus deficiencias en materia de seguridad [3].

La autoridad local no puede permitir la celebración de más funciones en el teatro actual; la angostura de sus pasos de butacas y pasillos laterales, al concurrir todas las salidas a una sola puerta sobre la que precisamente está instalada la cabina cinematográfica, la falta de salida fácil y definida desde el escenario al exterior, la abundancia de madera en la construcción y especialmente vieja y seca en el techado sin cubrir, son razones sobradas que imponen la rectificación, prohibiendo un espectáculo único en nuestro pueblo en la estación invernal, del que son empresarios buenos amigos nuestros y que amamos especialmente por afición y porque las más de las veces, su honesto recreo desplaza a las gentes de lugares de menos cultura.

Vista del cine Capitol en 1935

Conclusión

Del "Liceo Seguntino" sabemos que era una asociación que proporcionaba una variada oferta de entretenimiento a finales del siglo XIX. Fuerzas de causa mayor (derrumbe del local), quizás coadyuvadas por problemas organizativos, hicieron que cesase en su actividad con el cambio de siglo. La ciudad añoró aquellas actividades a lo largo de los años, pero la penuria económica general impidió la reconstrucción del antiguo teatro. Con el tiempo aparecieron otros locales que permitieron ofrecer nuevamente una programación teatral y de cine, pero ya no conseguirían dejar la huella que el Liceo había dejado. Quizás también se pueda explicar el ocaso de la actividad teatral en Sigüenza por el cambio de los gustos mayoritarios; el teatro y el género lírico fueron cediendo ante el empuje imparable del cine como espectáculo de masas, mucho más barato de organizar y que proporcionaba mayores beneficios a sus promotores. Para ilustrar este punto, en septiembre de 1918 anunciaba que en el Teatro Principal de Guadalajara, se ofrecían dos pases diarios, uno fetén (sesión de moda, a las 19:45) y otro popular (a las 22:30h), para ver el peliculón francés "El Conde de Montecristo" de Henri Pouctal, obra cuyo visionado completo se repartía a lo largo de 8 días. Una orquesta tocaba a destajo acompañando dichas proyecciones, que podían amenizarse igualmente con algún numerito musical protagonizado por señoritas ligeras de ropa, las famosas varietés. El cambio de época determinó el nacimiento de un entretenimiento popular para las masas que supondría una vulgarización de los contenidos, más primarios y directos, acordes con la ideología del público.

Obras mencionadas en los textos

A continuación intentaremos ofrecer datos complementarios sobre las obras que nos consta fueron representadas en el Liceo Seguntino en 1867, añadiendo algún retrato que otro de sus autores para ambientarnos.

Niña pancha: 1886, juguete cómico-lírico en un acto y en verso, música: señores Romea y Valverde, libreto: Constantino Gil

Gabinetes particulares: juguete en un acto y en prosa, Mariano Barranco, publicado en 1883

Las diabluras de Perico: juguete cómico en un acto y en verso, música: Cipriano Martínez Rücker, libreto: Lucio Celso y Enrique García Álvarez, publicado en 1868
Cipriano Martínez Rücker (1861-1924)

El sueño dorado: 1890, comedia en un acto y en prosa, Vital Aza Díaz

Mas vale maña que fuerza. EXISTEN VARIAS OBRAS CON EL MISMO TÍTULO:

Los descamisados: 1893, sainete lírico en un acto, en prosa, música de Federico Chueca, Libreto de Carlos Arniches y José López Silva

Federico Chueca (1846-1908)

Un par de lilas: 1881, zarzuela en un acto, música: Carlos Mangiagalli, letra: Rafael María Liern Cirac

Una Vieja: 1860, zarzuela en un acto, música: Joaquín Gaztambide, libreto: Francisco Camprodón

Joaquín R. Gaztambide (1822-1870)

Pepito Melaza: apuro cómico-lírico en un acto, en prosa, música: Pérez Soriano, letra: Federico Urrecha, publicado en 1896

Manuel Fernández Caballero (1834-1906)

Los Africanistas: 1894, humorada cómico-lírica en un acto, dividido en tres cuadros, música Manuel Fernández Caballero y Mariano Hermoso Palacios, libreto: Gabriel Merino y Enrique López Marín

El Cabo primero: 1895, zarzuela cómica en un acto y cuatro cuadros, en prosa. música Manuel Fernández. Caballero, libreto: Carlos Arniches y Lucio Celso

La una y la otra: 1892, juguete lírico en un acto y en prosa, música: Manuel Fernández Caballero, letra: Calixto Navarro

Los dineros del Sacristán: 1894, zarzuela cómica en un acto y tres cuadros, en verso y prosa, música: Manuel Fernández Caballero, libreto: Luis de Larra y Ossorio, Mauricio Luis Gullón

El lucero del alba: 1879, zarzuela en un acto, música: Manuel Fernández Caballero, libreto: Mariano Pina Domínguez

Chaten Margaux: 1887, música de Manuel Fernández Caballero, libreto de José Jackson Veyan

Los Zangolotinos: 1889, juguete cómico-lírico en un acto y en verso, música: Manuel Fernández Caballero, letra: José Jackson Veyán

La Triple Alianza: 1893, música: Manuel Fernández Caballero, letra: José Jackson Veyán

Los trasnochadores: sainete lírico en un acto y en verso; música: Manuel Nieto, letra: Fernando Manzano, publicado en 1887

Emilio Arrieta (1821-1894)

Marina: 1855, zarzuela en dos actos, en verso, música: Emilio Arrieta, libreto: Francisco Camprodón

Nina: juguete cómico-lírico en un acto y en prosa, música: Ángel Rubio, letra: Luis Cocat y Heliodoro Criado, publicado en 1888

Las Hijas del Zebedeo: 1889, zarzuela cómica en dos actos y en prosa, música: Ruperto Chapí, libreto: José Estremera

La Leyenda del Monje: 1890, zarzuela cómica en un acto y en prosa, música: Ruperto Chapí, libreto de Carlos Arniches y Gonzalo Cantó

La Raposa: sainete lírico en un acto y tres cuadros, verso y prosa, música: Ruperto Chapí, letra: Ricardo Monasterio y Pozo, publicado en 1892

Ruperto Chapí Lorente (1851-1909)

Quedarse en seco. PODRÍA TRATARSE DEL juguete cómico-lírico "Quedarse in albis", música: Rafael Taboada, letra: Luis Cocat, publicado en 1888

"
La marcha de Cádiz: 1896, zarzuela cómico-lírica en un acto dividido en tres cuadros, en prosa, música: "Quinito" Valverde y Ramón Estellés
Joaquín "Quinito" Valverde Sanjuán (1875-1918)

OBRA CON TODOS ESTOS TÍTULOS: Testamento de un gitano, Requiestat in pace, El tío gallinita... POR IDENTIFICAR

La banda de trompetas: 1897, zarzuela cómica en un acto y en prosa, música Tomás López Torregrosa, libreto de Carlos Arniches

Los cocineros: zarzuela cómica en un acto y tres cuadros, música: Joaquín Valverde Sanjuán y López Torregrosa, letra: Enrique García Álvarez y Antonio Paso, Estrenada en el teatro Eslava de Madrid el 6 de Marzo de 1897

Tomás López Torregrosa (1868-1913)

Referencias

[1] J. Davara, J. A. Laguna, O. Puertas, F. Sanz, Sigüenza. Imágenes para el recuerdo. Madrid 2003. página 365

[2] idem página 22

[3] Flores y Abejas. Periódico literario y de noticias. Guadalajara, 30 de septiembre de 1928, p. 6

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