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Marcos Nieto. Junio 2009; modificado en Enero 2013 y Septiembre 2014
El miércoles 8 de Abril de 2009 se subastaba en el Hôtel Druout de París un lote de pintura sobre tabla del siglo XV. El hecho en sí no tendría nada de especial para nosotros de no ser que anunciaba como probado que dichas tablas era de autor conocido y provenían originalmente de la catedral de Sigüenza (Guadalajara) y aquí sí que despertó nuestro interés.
El pintor era el famoso "Maestro de Sigüenza", tal y como bautizaría el historiador del arte Chandler R. Post en 1933 al autor de una serie de obras en su mayoría anónimas pero con indudables coincidencias estilísticas, que supuestamente firmaría dos de sus obras con dos nombres distintos: "Johns Hispalensis" y "Johns Peraltis". La identidad de ambos pintores sería propuesta por Josep Gudiol y refutada por Eric Young, por lo que sigue siendo un misterio. En la catedral de Sigüenza llevaría a cabo un mínimo de tres retablos; es por la concentración de su obra en dicha ciudad por lo que Post le otorgó el título de "Maestro de Sigüenza".
La subasta se realizó en la Sala 7 del Hôtel Druout de París, una sala de subastas donde buena parte del patrimonio español ha desfilado en los dos pasados siglos, alcanzando su apogeo en tiempos de la Desamortización de Mendizábal para nuestra ignominia. La estimación de venta inicial estaba entre 30.000-40.000 € que luego se vería ampliamente superada, rematándose en 175.000 €, más de 200.000 € si añadimos comisiones e impuestos. Una cifra algo escasa pero en línea con el valor de uno sólo del millón de inmuebles nuevos por vender que se dice existen en nuestro país, elocuente muestra de donde se ha instalado nuestro corazón.
Imagen del conjunto que se subastaba
El lote venía acompañado de un buen trabajo de documentación, que resumía datos sobre la obra de Juan de Peralta y sus obras más conocidas y como valor añadido lo databa con enorme precisión, pues dicho retablo venía coronado con las armas del personaje que comisionó el retablo, Juan González de Grajal, obispo de Sigüenza entre 1415 y 1416. Estos emblemas aparentan ser el único recuerdo gráfico del obispo seguntino, que ostentó un obispado tan corto (apenas un año) que incluso algunos dudaron que hubiese sido elegido obispo como tal. Una vez muerto, tampoco le acompañó la fortuna, pues la capilla de San Miguel fundada por él, fue rápidamente reaprovechada y su túmulo funerario se perdió, al conceder el Cabildo catedralicio el uso de la capilla al maestreescuela Francisco Martínez en 1496. En sesión del cabildo del 7 de octubre de 1497 mandaron "que el bulto del Obispo que está dentro de la capilla que se dice de Grajal lo muden de allí y lo pongan en la dicha capilla a una parte donde les pareciere que estará más evidente". El escudo coincide exactamente tanto con la descripción como con la imagen del mismo publicada por Alberto y Arturo García Carrafa en 1931.
Escudo del apellido Grajal en una de las tablas del retablo parisino | El mismo escudo en una arquería mudéjar, procedente de una casa que estuvo situada en el nº 6 de la calle Travesaña de Sigüenza (Museo Diocesano de Sigüenza). |
Nota: la identificación del escudo en estuco como perteneciente al obispo Grajal es una novedad nuestra. Más adelante aportaremos datos para apoyar nuestra hipótesis.
"Los Grajal de la villa de Grajal de Campos y los de Jerez de la Frontera, traían, según Miguel de Salazar: de oro con un árbol de sinople, frutado de oro, y acompañado, al lado derecho, de una estrella de gules. Al pie de su tronco, dos grajos de sable. Bordura de gules con ocho sotueres de oro. (Escudo 872) […] Las armas que Juan Alfonso de Guerra certificó a favor de Miguel Julián Grajal, son éstas: de sinople, con un castillo de oro, que tiene sus torres laterales sumadas de dos grajos de sable afrontados. (Escudo 874)
Basilio Pavón Maldonado en su obra "Guadalajara Medieval. Arte y arqueología árabe y mudéjar" reproduce el diseño de los dos arcos mudéjares conservados en el Museo Diocesano, los cuales repiten el diseño del escudo; ésta es la interpretación del mismo, para el arco gemelo al de la imagen anterior. En su obra (página 146) se lo describe del siguiente modo:
"Los centros de las albanegas lucen, interrumpiendo aquella decoración, dos escudos con castilletes de tres torres y dos palomas, emblemas sin duda de los fundadores de la mansión"
Aunque B. Pavón describe los pájaros como "palomas" en vez de grajos, consideramos que la identificación que proponemos de dicho escudo con las armas del apellido Grajal es inequívoca. El futuro obispo Juan González de Grajal sería el propietario de dicha casa, por cierto, derribada hace pocos años según Pavón (como todo en nuestra ciudad).
Respecto a la iconografía del conjunto, digamos que las diversas escenas versan sobre las leyendas apócrifas que sobre el Arcángel San Miguel circulaban por la época y que hacían furor entre los artistas. En concreto, haría uso de la obra de Jacopo della Voragine (1230 - 1298), obispo de Génova entre 1292 y 1298, que en su "Leyenda áurea" recopilaría una serie de historias en las cuales el rigor histórico palidece frente a la fantasía desbordada y lo colorista de las descripciones. A continuación resumiré la historia que se esconde tras dos de las tablas: "Visión del toro en el Monte Gargano" y "Aparición de San Miguel al obispo de Siponto", basándome en la versión de dicha obra fruto de Fr. J. M. Macías. La historia se ambienta en la antigua Magna Grecia, siglo V, A.D.
Gargano, rico hombre y ganadero, descubre que un toro que daba por perdido se había refugiado en las cercanías de una gruta en la cima del monte llamado Gargano como él. El animal rehusa abandonar dicho lugar, por lo que Gargano, indignado con la rebeldía de la res decide matarla. Para ello dispara una flecha pero ésta se da la vuelta en pleno vuelo y el propio arquero resulta herido. Asustados todos los presentes ante el prodigio, salen huyendo y llevan la noticia a la cercana ciudad de Siponto. Allí llega a oídos del obispo, que deseando interpretar el mensaje transmitido por el prodigio, decreta un ayuno general. Finalizado el ayuno, el Arcángel se aparece en sueños al obispo y le dice lo siguiente:
"Quiero que sepáis que la flecha se volvió contra quien la había disparado y le hirió, porque así lo dispuse yo, que soy el arcángel Miguel, y he decido morar en este lugar de la tierra y ampararlo con mi protección. Yo hice que el animal se descarriara y que la flecha retrocediera, para daros ocasión de que os enterarais de que soy el vigilante y custodio de esa cueva que hay en la cima del monte".
A propósito de la escena anterior. Aunque en nuestro retablo no aparece representado como figura orante el donante del mismo, nada nos impide considerar que quizás el artista aproveche la inclusión de un obispo en la historia narrada para retratar a Juan González de Grajal, quien sin duda no hubiera puesto reparos a identificarse con dicho personaje, pues al fin y al cabo recibía el título de santo, San Lorenzo Maiorano (Constantinopla s.f., Siponto, 7 febrero 545), pariente del emperador bizantino Zenón.
Este conjunto había aflorado con anterioridad, como el Guadiana, pero paradójicamente más completo. En 1972 Mathieu Heriard-Dubreuil habla de una tabla central que acompañaba a otras cuatro dedicadas a San Miguel. En el mismo artículo publica una de estas tablas laterales, la que representa una escena bélica con intervención angélica, bautizándola ad hoc como "Combate de moros y cristianos con San Miguel". Para la preparación de su artículo, dicho autor tuvo la inestimable colaboración de Josep Gudiol i Ricart (Vic, 1904 ‐ Barcelona, 1985), que le cedió numerosa documentación fotográfica del Instituto Amatller de Barcelona, del cual era director tras su fundación en 1941. Gran parte del material fotográfico era inédito hasta entonces y de muchas imágenes no se proporcionaba el paradero de las mismas. De hecho, el combate antes reseñado figuraba como de "localización desconocida". Si eso era respecto al paradero, no digamos nada respecto a la procedencia.
Una de las tablas de la subasta parisina, fotografiada por Josep Gudiol en fecha y lugar desconocidos
En noviembre de 1968 este conjunto había sido igualmente subastado, para colmo de coincidencias, en el mismo Hôtel Drouot. ¡Y luego dicen que la historia se repite! Sin embargo, en aquella ocasión el lote era más completo que en la actualidad, incluyendo las pequeñas figuras de santos de las pilastras, que habían sido aserradas para convertirlas en piezas independientes, mencionándose la posible destrucción de los pináculos góticos que los remataban. En la reseña de la subasta de 2009 no se mencionan dichos santos: ¿simple omisión o se han disgregado del conjunto?
Los santos bárbaramente individualizados que Eric Young pudo apreciar en 1968 con sus propios ojos eran "St. Anthony Abbot, St. Agatha and St. Barbara on one and a male saint in white monastic habit holding a book (perhaps St. Bernard), St. Apollonia and St. Lucy on the other" [Eric Young, op. cit. p. 7]
El tema de los milagros atribuidos al Arcángel Miguel fue muy querido en nuestro arte. A guisa de comparación con otro autor castellano algo posterior, ofrecemos la siguiente obra del Maestro de Palanquinos (León).
A pesar de tratarse de tablas sueltas, todas ellas denotan pertenecer a un mismo retablo. El primer argumento que apoyaría esta hipótesis sería la unidad temática del conjunto. Para esta descripción empleamos los datos ofrecidos por la casa de subastas en el año 2009.
Presentación de las almas por parte de San Miguel ante Cristo. (107 cm x 55,5 cm)
Visión del toro en el Monte Gargano (95 cm x 55,8 cm)
San Miguel se aparece al obispo de Siponto (107 cm x 56 cm)
San Miguel combatiendo contra soldados paganos (92,5 cm x 56 cm)
Tras ello, vendrían las dimensiones de las propias tablas. Todas tienen aproximadamente el mismo ancho, denotando pertenecer a las calles laterales del retablo. Asimismo, tanto el remate como la altura de dos de las mismas indica cuales de ellas coronaban dichas calles, portando los emblemas heráldicos del personaje que encargó el retablo. Afortunadamente, Young publicó fotografías de las calles laterales antes de que las tablas fueran separadas, estando emparejadas del siguiente modo:
1er emparejamiento
2do emparejamiento
Así conocemos las calles que flanqueaban el retablo, pero no que laterales ocupaban. Así, es hipotética la distribución mostrada en la reconstrucción que ofrecemos.
Como podemos apreciar, no contamos más que con un 30% del conjunto para plantear nuestra reconstrucción. Faltarían, además de las pilastras que enmarcarían presumiblemente las calles y que Young describe, adornadas sistemáticamente con retratos de santos, las dos tablas de la calle central, de mayor tamaño que las laterales. La superior posiblemente representase una Crucifixión, tal y como había hecho con anterioridad en otros retablos de la catedral seguntina con indudable acierto. En la inferior pudiera darse el caso de representarse a San Miguel sólo, posiblemente en una magnífica escena de combate contra los demonios, o más bien estático, compartiendo la titularidad del retablo con otros santos: sabemos que dicho obispo era devoto también de San Andrés y San Bartolomé.
"Un panneu central et quatre panneaux latéraux, consacrés à saint Michel, ont fait leur apparition au cours des dix dernières années. Leurs dimensions respectives permettent de penser qu'ils font partie d'un même retable, un peu plus grand que celui des saints Andrés et Antonin. L'oeuvre est de Peralta et son style la situe postérieurement au retable de saint Jean-Baptiste et de sainte Catherine d'Alexandrie, exécuté par le maître pour une chapelle de la cathédrale de Sigüenza. Par contre, celui des saints André et Antonin paraît bien avoir été exécuté après celui de saint Michel" [Mathieu Hériard-Dubreil, p. 8]
De la brevísima noticia de M. Hériard-Dubreuil quizás pudiésemos apostar por la existencia de una imagen aislada del Arcángel, todavía inédita. Quizás algún día salgamos de dudas.
Un ensayo de interpretación del retablo de San Miguel Arcángel
Confiemos en que poco a poco los avatares del mercado del arte nos permitan ir rellenando este rompecabezas y que la Historia vaya restañando sus heridas.
Un lector de estas páginas ha encontrado en el l'Institut Ametller d'art Hispánic de Barcelona una reproducción de una pintura sobre tabla atribuida a Juan de Peralta, la cual, según su ficha de catálogo, se corresponde con el cliché fotográfico nº 51530 de J. Gudiol. Segun dicha documentación, dicha pieza estaba en el año 1967 en el comercio anticuario: sus dimensiones eran de 146 x 75 cm. Añade igualmente que las tablas subastadas en París habían pertenecido con anterioridad a la Colección Wildenstein en dicha ciudad.
J. Planet incluso ha tenido a bien proporcionarnos su versión del retablo reconstituido a partir de las piezas conocidas; coincide en la verosimilitud de que el conjunto estuviese rematado por una escena de crucifixión. Igualmente hace notar que el conjunto no se vería completo sin predela y tal vez guardapolvo.
Ya hemos descrito el aspecto que pudo ofrecer originalmente el retablo y el mecenas que lo comisionó. Para satisfacer nuestra curiosidad sobre donde estaba situado podemos hacer valer la resistencia que muestran los altares a mudar de lugar, pues su posición no era arbitraria, sino que coincidía generalmente con el lugar de enterramiento del promotor y la obligación de celebrar misas en su honor, generalmente a perpetuidad.
Actualmente existe en el muro norte del trascoro, en la nave del evangelio, una capilla con la advocación de San Miguel Arcángel. La capilla es barroca, inclusa en un muro del s. XVII, que no obstante presenta algún tramo primitivo todavía, como luego veremos.
Situación de la capilla de San Miguel Arcángel dentro del conjunto catedralicio
El muro del trascoro donde se encuentra situada la capilla, flanqueada por dos puertas de acceso al coro
El retablo es de una concepción barroca de baja calidad que hace que muchos tengan una idea ramplona de dicho estilo. Comparando con el retablo de Juan de Peralta, podemos apreciar que se conservó la advocación, pero se modificó completamente el programa iconográfico.
El retablo actual dedicado al Arcángel San Miguel
Una de las puertas de acceso al coro (la situada en último término en la imagen) todavía conserva un fragmento de un muro de sillería con restos de pintura mural con características gótico-mudéjares, cuyo desarrollo se vió interrumpido al construirse una escalera de caracol para subir al nivel del órgano.
Las pinturas murales que constituyen el resto de la decoración de una capilla preexistente
Ignoramos completamente si cuando fue elegido obispo Juan González de Grajal pasaría a residir en el castillo de la ciudad, como hacían sus predecesores. Lo que sí es cierto es que al igual que otros muchos miembros del Cabildo de la Catedral de entonces, era partidario del Antipapa Benedicto XIII (nuestro Papa Luna) y de lo que son hoy las maltrechas ruinas del extremo sur de la manzana de casas comprendida por las calles Villegas, Mayor y Travesaña Baja, de donde procede el arco con las armas de Grajal conservado en el Museo Diocesano, se recuperaron igualmente dos escudos pertenecientes a un arco mudéjar, uno de los cuales ostenta las armas del Antipapa aragonés. El inmueble era originalmente mucho mayor y ocupaba todo el frente sur de la manzana, pero sucesivos derribos por ruina y expolios lo han diezmado, reduciéndolo a lo que se puede contemplar hoy en un extremo de la calle.
El extremo todavía conservado de lo que fue la residencia de Juan González de Grajal
En el periódico de tirada local La Plazuela se publicó el 17/01/2014 el artículo La Casa del Deán Juan González de Grajal en la Calle Mayor de Sigüenza, donde se exponen interesantes datos adicionales sobre lo que se ha podido recuperar del inmueble y personas con posible parentesco con nuestro personaje.
V. (pseudónimo), "Venta de la Colección de Cuadros del difunto Sr.
Peleguer", en "El Arte en España. Revista mensual del Arte y de su
Historia", tomo VII, Madrid 1868, páginas 22-24.
Chandler Rathfon Post,"A History of Spanish Painting". Volume IV,
Part II, Cambridge, Massachusetts, 1933.
Mathieu Hériard-Dubreuil, "Juan de Peralta", revista "L'oeil", mayo 1972
Basilio Pavón Maldonado, "Guadalajara medieval. Arte y arqueología árabe y mudéjar". C.S.I.C. Instituto Miguel Asín, Madrid 1984
Alberto y Arturo García Carrafa. "Diccionario Heráldico y Genealógico de Apellidos Españoles y Americanos". Tomo trigésimo noveno. Madrid, Imprenta de Antonio Marzo, 1931.
Toribio Minguella y Arnedo. Historia de Sigüenza y de sus Obispos. Volumen 2. Madrid 1912.
Santiago de la Vorágine. "La leyenda dorada". Versión de Fray José Manuel Macías. Volumen 2. Madrid 1982.
Eric Young, "Juan de Sevilla, Juan de Peralta and Juan de Burgos", revista "Apollo", enero 1981
Tesoros de las Colecciones Particulares Madrileñas. Tablas Españolas y Flamencas: 1300-1550. Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, Octubre-Diciembre 1988, p. 77
Correo electrónico de Joaquín Planet del 23 de enero de 2013
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