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Unas notas sobre un retablo desconocido dedicado a Santa Librada en Sigüenza

Marcos Nieto, octubre 2018

Recuperando la memoria de Santa Librada

Santa Librada está hoy de moda en Sigüenza. En poco tiempo hemos pasado de avergonzarnos de ella (al menos oficialmente) a exhibirla como nuestra más honda señal de identidad. Además de diversas publicaciones, se han acometido obras de recuperación del patrimonio material asociado a su culto, desde el retablo dedicado a la misma en la catedral, hasta la incipiente restauración de su ermita.

Vista parcial del retablo de Santa Librada en la catedral de Sigüenza, una vez concluidas las labores de restauración

El retablo dedicado a la santa en la catedral, tras la reciente restauración

Una vista de la puerta de acceso de la ermita de Santa Librada antes del desescombrado y otra después de limpiado el interior, en el transcurso de la celebración de la primera misa tras largos años de abandono

La puerta de acceso a la ermita, hace un par de meses y hoy mismo (13 octubre 2018), en el transcurso de la primera misa celebrada en el lugar tras años de abandono. Y la puerta no ha crecido, es simplemente el efecto óptico de emplear una distancia focal u otra.

Un noticia no recogida hasta ahora

Hace muy escasos días, repasando notas tomadas por mí hace ya veinte años, reparé en una de ellas que tenía información sobre Sta. Librada, cuando yo entonces buscaba otras cosas. En ellas se hablaba de un retablo dedicado a la misma en la iglesia de Santiago el Zebedeo.

"Retablos en S.Thiago. Más da en data mil quinientos y veinte y dos reales que an costado quatro Retablos colaterales que apuesto en S.Thiago en esta manera:
trescientos el de S. Joseph,
el de nuestra Sª
y el de Sª Lucía
a quatrocientos cada uno y los quatrocientos y veinte i dos el de Sª Librada"
.
[Cuentas tomadas el 2 de febrero de 1703. Libro de Quentas de Señor San biçente y señor Santiago que se hiço siendo mayordomo juan de montagudo vecino de esta ciudad año de 1624. Archivo Histórico Diocesano, Sigüenza].

Hay que tener en cuenta que en las fechas en que se escribe dicho apunte, las iglesias del casco viejo seguntino dependen del Cabildo catedralicio, tras ser absorbidas por éste en el siglo XVI. La más desafortunada, San Vicente, había sido reducida a status de simple ermita, abierta al culto el día del santo de su advocación y poco más. Mucho mejor parada había salido la iglesia de Santiago, al haber sido convertida en iglesia conventual del adyacente convento de religiosas franciscanas. Allí el culto no se había interrumpido y los libros de cuentas nos hablan de la renovación de los retablos que alojaba: uno de ellos el de Santa Librada.

Siendo Sta. Librada la única patrona de la ciudad y obispado hasta finales del siglo XVII, no debería extrañarnos que se le dedicase un retablo nuevo en un templo seguntino. Sin embargo, para notar la anomalía que suponía esto, basta con reparar en que en una ciudad tan cuajada de iglesias como era ‐y es‐ Sigüenza, tan sólo había un retablo dedicado a la misma, excepción, claro está, del existente en su ermita. Y cuando hablo de dedicado, significa que el santo como tal es el titular del mismo, y no figura en una posición secundaria como guardapolvos, predela, etc. En dichos retablos era apropiado celebrar la liturgia dedicada a la santa el día de su fiesta. De esas características no existía más que uno en una iglesia de Sigüenza como tal, y era el retablo renacentista de la catedral.

A pesar de tener noticias del retablo relativamente tardías (principios del siglo XVIII), sorprende que ningún autor, inventario, etc. hubiese mencionado jamás la existencia de este altar así, ni siquiera estudiosos cómo Manuel Pérez‐Villamil o Román Andrés La Pastora, que con tanto cariño recogían todo lo relacionado con la patrona. Esto nos hace sospechar que dicho retablo fuese sustituido/eliminado antes de la vida de éstos, esto es, a más tardar primer cuarto del siglo XIX, para dar tiempo a que se produzca el olvido. Dicha desaparición podría haber sido motivada por el interés del Cabildo catedralicio en centralizar absolutamente todo el culto a la santa en su retablo de la catedral, proponiendo en diversas ocasiones a la cofradía el abandono del culto en la ermita, en aras a un mayor esplendor de la ceremonia. A lo que la cofradía siempre respondió negativamente.

El caso es que el retablo desapareció, pero puede que algo del mismo perviviese hasta nuestros días. Hasta poco después de la Guerra Civil española en el retablo dedicado a Sta. Librada en la catedral, sobrepuesto a las tablas de Juan de Soreda, había una escultura de Sta. Librada, de muy buena factura. Dicha talla también fue retirada de la vista por los vientos postconciliares y se ha tirado medio siglo oculta hasta que nuevamente puede contemplarse, aunque esta vez sin estorbar las vista del retablo, en lugar aparte. Por su factura corresponde a finales del siglo XVII, por lo que podría ser la imagen que presidiese el retablo desmantelado en la iglesia de Santiago. Si fue o no el motivo la obsesión por acaparar el culto de la santa, no lo sabemos. El caso es que al depender del Cabildo, la imagen que presidiese el retablo en la iglesia de Santiago se pudo traer y ser añadida al retablo catedralicio, en una incorporación con aires de conquista.

Santa Librada crucificada con tres clavos, vista elevada al cielo, cabellera rubia y amplia túnica dorada

La espléndida imagen de santa Librada crucificada que antes estaba sobreimpuesta al retablo renacentista de la catedral, nuevamente puesta a vista de todos

La relación de la iglesia de Santiago con los santuarios de Barbatona y Pelegrina

Sabida es la relación que se pierde en el tiempo de la iglesia de Santiago el Zebedeo con los templos existentes en Barbatona y en la Varenosa, ésta última término actual de Pelegrina. Dichos cultos eran referenciados tradicionalmente como anteriores a la propia catedral. En la misma línea, La Pastora asociaba al culto a Sta. Librada los restos romanos que en su tiempo aparecían en La Varenosa, que Pérez‐Villamil excavaría. A raíz de suprimirse las parroquias en el primer cuarto del siglo XVI y simultáneamente erigirse el retablo dedicado a la santa en la catedral, bajo el auspicio directo del obispo, el hecho es que nunca se volvió a construir otro retablo en honor de la santa en la ciudad, a excepción, claro está, del de Santiago, del que no sabíamos nada si no llega a ser por éste humilde apunte que ha perdurado. Si era la sustitución o no de otro anterior, no lo sabemos, aunque es muy posible que sí lo fuera, pues coincide con los años en los que da un vuelco su iconografía, pasando a ser crucificada, y todo el mundo quería ‐entonces como ahora‐ estar a la última.

Afortunadamente para nosotros, alguien lo consignó en un papel. Saludos.

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