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Jacobus Laynez Almazanus II Generalis Praepositus Societatis
Jesu, unus ex decem primis B. P. Ignatii socijs: obijt Romae anno 1565,
aetatis 53" . - Ilustración de Effigies Praetositorum Generalium Societatis
Iesu. Hieronimus Wierx fecit et excudit
Diego Laínez (1512-1565), compañero de San Ignacio de Loyola y elegido en 1548 primer prepósito general de la Compañía de Jesús fundada por aquel, nació en la villa de Almazán (Soria) en el año de 1512. Durante la época que le toco vivir, la Compañía aguantó todo tipo de ataques, algunos extremadamente virulentos, por parte de diversos poderes políticos y religiosos de la época. A Diego Laínez le tocó en suerte ser tachado de descendiente de antiguos judíos. Las sospechas se centrarían en el caso del linaje paterno.
En la época y circunstancias en las cuales se produjo la acusación, ésta era especialmente grave para alguien que tuviera aspiraciones políticas y careciese de los apoyos necesarios para contrarrestarlas. Las acusaciones circularon como libelos difamatorios o rumores imparables, pero la polémica cesó sin un dictamen claro: si había antepasados judíos, éstos no se nombran. E igualmente hubo apologistas que pretendieron negar cualquier veracidad a las afirmaciones sobre el origen judío de nuestro personaje, atribuyéndole una pristina genealogía. En este estudio, intentaremos encontrarle esos "antepasados incómodos" a nuestro personaje, buscando en Sigüenza.
Pedro de Ribadeneira, el primer biógrafo[1] del Padre Laínez, recoge una anécdota infantil producida poco después de su nacimiento, que se aduce como prueba de que su madre era oriunda de Sigüenza.
Yendo una vez su madre a holgarse con sus padres, de Almazán a Sigüenza, y llevándole consigo, al pasar de un arroyo, que iba muy crecido, tropezó la cabalgadura del ama que le llevaba en los brazos, y cayósele el niño, y yéndose agua bajo, un tio suyo, que iba allí, dió de espuelas al caballo, y asiendo de las ataduras de las fajas, le sacó y libró de aquel peligro, y le entregó a su madre, que estaba más muerta que viva, por la desgracia que le había acontecido; y juzgando que el Señor se lo había dado de nuevo, y sacádole, como a Moisén, de las aguas, le crió aun con mayor recato y cuidado que antes, en toda virtud [2].
El mismo autor nos proporciona el nombre de la madre de Diego Laínez, de apellido "Gómez de León".
Nació el padre Diego Lainez en la villa de Almazán, que es en el reino de Castilla, el año de mil quinientos doce; su padre se llamó Juan Laínez, y su madre Isabel Gomez de León, personas ricas, honradas y cuerdas, y por extremo inclinadas a piedad, y como tales, criaron a sus hijos en amor y temor del Señor [3].
Otras pistas nos hablan de las raíces seguntinas de Diego Laínez: una de ellas es el nombre de una de las hermanas del futuro prepósito general: Librada Coronel, que profesaría en el convento de Santa Clara en Almazán, muriendo en 1580. El apellido "Coronel" lo toma Librada de su abuela paterna (recordemos que de los antepasados de la madre, nada sabemos), doña Gertrudis Violante Coronel, enterrada en 1524 en la capilla de los Laynez en Nuestra Señora del Campanario (Almazán). Feliciano Cereceda [4] comenta a propósito del nombre lo siguiente: El llamarse también Librada una de sus hijas puede traer recuerdos de Sigüenza, donde recibe hasta hoy culto intenso esta santa, aunque pudo ser la propagación de ese nombre y también devoción de la madre de Laínez, aprendida allí [5].
De las posibles connotaciones seguntinas que el apellido Coronel ofrece también existen datos, pero de interés secundario para el caso que nos ocupa, pues no hay constancia de que María Coronel, esposa de Pedro González de León, estuviese emparentada con los Coronel de Almazán. Para las raíces judeoconversas de algunas ramas del apellido Coronel, véase Agustín Redondo [6].
Diego Laínez cursó estudios en Sigüenza y posteriormente en Alcalá. Su primer biógrafo, Ribadeneira, así lo narra:
Pasados los primeros años de su niñez, luego dio muestras de vivo ingenio y de blanda condición y modestia singular. Aprendió la gramática y las primeras letras en Soria y en Sigüenza con mucha diligencia, y despues de haberse fundado bien en ellas, vino a la universidad de Alcalá para aprender las otras artes mayores. [7]
Cereceda ve en estos estudios en Sigüenza una prueba más de su vinculación familiar con la ciudad
Tampoco es posible determinar detalle alguno de los estudios de Laínez en Sigüenza, a donde pudo llevarle la familia de su madre, de la que se sospecha, con razón, ser oriunda de aquella ciudad, de ambiente estudioso más denso y de posibilidades escolares también mayores que la misma Soria. Desde 1453 existía allí, fundado por el obispo palentino Gonzalo de Aguilar, un estudio de Gramática y de Lógica, al que por estatuto podían concurrir los jóvenes de las villas sorianas de la diócesis de Sigüenza [8].
El mismo autor [9] interpreta igualmente como indicio del origen seguntino de la madre el paso de Ignacio de Loyola por Sigüenza, tras una visita a Almazán en agosto de 1535, donde se alojó en casa de Juan Laínez, familiar de Diego Laínez.
Pasó también Iñigo por Sigüenza. Si, como parece verosímil, tenía allí Laínez su familia, y, ciertamente, compañeros de estudio, se puede pensar que les llevaba un saludo, si no les entregó también algunas cartas para ellos.
Manuel Alonso Palacín permanece quizás como el estudioso [10] que con mayor ahínco ha indagado en la genealogía de Diego Laínez. Sin embargo, contiene una dura advertencia sobre la dificultad de obtener la genealogía por su rama materna.
Antes de dar comienzo a tan difícil trabajo, creemos que está de más advertir, que ni una sola vez se ha hallado en documento alguno el apellido Gomez de León, con que el P. Diego Laynez se apellidaba por parte de madre; pero en cambio estos otros, Laynez y Coronel, encuéntranse con gran frecuencia y a cada paso [11]
Con semejantes premisas, no es de extrañar que todas sus pesquisas y las diatribas que luego siguieron no aporten nada sobre los Gómez de León. Unos años más tarde, Andrés Martínez de Azagra y Beladiez [12] nuevamente parece dar por irresoluble la genealogía de la madre.
En relación con el segundo apellido de su padre, Coronel, es desde luego un noble apellido de Almazán, con escudo propio, que se conserva, entre otros sitios, en una lápida sepulcral existente en la iglesia de Santa María del Campanario.
Más difícil es determinar los apellidos maternos. La madre firmaba "Isabel Gómez", como se puede ver en esta misma obra, aunque bien pudiera ser una elipsis corriente en la época en apellidos compuestos, aquí Gómez de León, según el citado investigador, que sólo sabe que era de Sigüenza la madre. Si era así, parece ser noble; pero siempre faltará el segundo apellido, cuarto del P. Laynez, pues era necesario, como es sabido, para probar la limpieza de sangre, el que los cuatro inmediatos ascendientes hubieran sido cristianos [13].
Como menciona el texto anterior, la madre de Diego Laínez únicamente firmaba como "Isabel Gómez", omitiendo "de León". ¿Motivos? La hipótesis de una simple elipsis como sugiere A. Martínez parece insuficiente. ¿Pudieran existir motivos ocultos para tal omisión?
Para responder a dicha pregunta, intentaremos encontrar a individuos apellidados "Gómez de León", residentes en Sigüenza y que por algún tropiezo hubieran caído en desgracia: más concretamente, ser acusados de judaísmo o de descendientes de judíos para que pudiesen afectar a las aspiraciones de Diego Laínez. Pasemos a ver los testimonios encontrados.
Ya nos hemos hecho eco de lo escasos que resultan los testimonios existentes sobre los Gómez de León seguntinos; tanto que quizás sean los aquí incluidos los que vean la luz por vez primera. Una de las razones por la que no han dejado rastro en empadronamientos es su carácter de hidalgos y por lo tanto, exentos de pagar impuestos. Dicha condición de hidalgos la adquirió un miembro de dicha familia en 1492 en recompensa por unos servicios prestados que no se detallan.
El fragmento anterior pertenece a una copia de la concesión de hidalguía a un tal Fernán Gómez de León el 23 de Agosto de 1492, juntamente con otros dos individuos, Alvar y Ruy Pérez. El privilegio es de los Reyes Católicos y está expedido en Zaragoza el 23 de Agosto de 1492. Dicho privilegio se adujo por un descendiente suyo (Alvar Gómez de León, vecino de Almazán) el 23 de Mayo de 1523 para que el regimiento adamantino le reconociese su condición de "hidalgo notorio, de solar esclarecido", como así fue [14] Desde aquí quiero agradecer a José Angel Márquez, Cronista de Almazán, el proporcionarme este manuscrito.
Como contrapartida a la adquisición del carácter de hidalgos y a emparentar con familias de alcurnia (como sería el caso con los Laynez de Almazán), un suceso se cruzó en el camino de la familia: el procesamiento y condena como judaizante de un antepasado, ya difunto. El proceso no ha aparecido, sino únicamente un breve listado [15] de los participantes en un Auto de Fe celebrado en Cuenca en 1561. Uno de ellos es condenado póstumamente, pues figura como "difunto". Para el susodicho, poco podía importar el figurar en dicha humillación pública. Lo mismo no podría decirse para sus descendientes, pues aunque desconozcamos las consecuencias concretas del caso (no tenemos constancia de que haya sobrevivido el proceso), generalmente conllevaría la inhabilitación para acceder a una serie de cargos y desempeños a sus descendientes con determinados grados de consanguineidad.
Nuestro documento se titula así: Relaçion y nomina del auto que
se celebró en la ciudad de cuenca por la Ynquisicion della.
A veinte y uno del
mes de septiembre deste año de 1561
y de los otros autos particulares que
este año sean çelebrado y de las personas que an seydo fuera de auto
penitençiadas.
Entre los acusados, aparece un tal Pedro Gómez de León, arrendador, difunto, bajo la acusación de Llamados por delictos y cerimonias de la ley de moysen, vecinos de la ciudad de siguença. En concreto, se hace referencia a su condición de "arrendador" (o sea, pudiente) y "cristiano nuevo de judío" (converso).
Pedro Gómez de leon, arrendador, cristiano nuevo de judío, difunto.
Tras esto, su apellido figuraría en las listas de nombres de condenados que recibían a todo el que entraba en la catedral de Sigüenza, sede del poder inquisitorial en la ciudad. El sambenito, en caso de haber sido impuesto, pasaría a colgarse entre los que abarrotaban el claustro catedralicio. Según la descripción de Antoine de Lalaing (1533-1568), quien visitó la catedral en 1502 "A esta iglesia está unido un claustro todo cubierto de tapices de vestidos de infieles que allí habían sido quemados" [16]. Tras ello, poca fortuna podían esperar los poseedores de dichos apellidos, sino abandonar la ciudad y procurar disimular sus orígenes, aprovechando la flexibilidad existente entonces para tomar apellido, abreviando el mismo o tomando el de algún antepasado. Toda una constatación de un fracaso social y un buen motivo para omitir el apellido, en todo o en parte, como presumiblemente hacía Isabel Gómez de Léon para proteger a su descendencia.
Igualmente corta y enigmática es la presencia de la Compañía de Jesús en la ciudad de Sigüenza, que habiendo sido visitada por Ignacio de Loyola y con presencia de parientes de Diego Laínez (estos últimos quizás más una carga que un activo), sería probable que alguien abogase por el establecimiento de la nueva orden en ella. Toribio Minguella [17] nos ofrece un breve pero documentado resumen del intento fracasado de establecimiento de los jesuitas en la ciudad. A pesar del apoyo del obispo Diego de Espinosa (que les promete proveerles los alimentos) y del más tibio apoyo del Cabildo, que originalmente ofrece la ermita de Nuestra Señora de los Huertos pero se reserva las rentas asociadas y ante lo poco apetecible que resultaba dicha opción ofrece como alternativa un terreno cerca de la antigua ermita de San Roque (donde hoy se levanta el cine Capitol), que finalmente sería aceptado. Entre 1569 y 1572 residieron en una vivienda particular, trascurridos los cuales y alegando cambios organizativos en la Compañía, abandonarían la ciudad para siempre [18].
[1] Pedro de Ribadeneyra S.I., Vida del Padre Diego Lainez, Nota preliminar por Joaquín Rodríguez Arzua. Ediciones Atlas, Madrid 1944
[2] Rybadeneyra, op cit, pag. 75
[3] Rybadeneyra, op cit, pag. 15
[4] Feliciano Cereceda, Diego Lainez en la Europa religiosa de su tiempo 1512-1565, Madrid, Ediciones Cultura Hispánica 1945
[5] Feliciano Cereceda, op. cit. pag. 18
[6] Agustín Redondo, Del personaje de don Diego Coronel a una nueva interpretación de "El buscón", en Quevedo y la crítica a finales del siglo XX (1975-2000), Vol. 1, Universidad de Navarra, 2002
[7] Rybadeneyra, op cit, pag. 16
[8] Feliciano Cereceda, op. cit. pag. 9
[9] Feliciano Cereceda, op. cit. pag. 87
[10] Manuel Alonso Palacín (arcipreste cura párroco de San Pedro en la villa de Almazán), Nuevas investigaciones histórico-genealógicas referentes al M.R.P. Diego Laynez. Madrid 1906
[11] Manuel Alonso Palacín, op cit, pag. 75
[12] Andrés Martínez de Azagra y Beladiez, El P. diego Laynez: segundo prepósito general de la Compañía de Jesús (Madrid, 1933)
[13] Andrés Martínez de Azagra y Beladiez, op. cit. pag. 208
[14] Reconocimiento de la hidalguía a Alvar Gómez de León. Almazán, 23 de mayo de 1523. Archivo Municipal de Almazán, Sección Histórica. C.54-4. Agradezco encarecidamente a José Alonso Márquez Muñoz el indicarme la existencia de este documento en el archivo de Almazán.
[15] Archivo Histórico Nacional, Doc. Expediente núm. 1931-1, nº 22 Sección Inquisición
[16] Pedro Olea Alvarez, Los ojos de los demás, Ediciones Rayuela 1998
[17] Toribio Minguella y Arnedo, Historia de la Diócesis de Sigüenza y de sus obispos. Tomo III. Madrid 1913
[18] Toribio Minguella y Arnedo, op. cit. pag. 578-9
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