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Corregir estados carenciales

Marcos Nieto. Octubre 2013

Agradecimientos a Eugenia Mazuecos Jiménez (Museo de la Farmacia Hispana), Félix García Díez (Museo de Artes Decorativas de Madrid) y a Miguel Ángel Marcos Villán (Museo Nacional de Escultura de Valladolid). Y a Clío, que se está portando…

Fotografia del interior de la botica a principios del siglo veinte

La botica del Hospital de San Mateo, a comienzos del siglo XX

Al igual que en Medicina existen los estados carenciales, también en Historia el ignorar determinadas cosas, aunque se juzguen como detalles sin importancia, es dañino. Como en otras ocasiones, nos adentraremos en algo sobre lo que se ha escrito, mucho y bueno, pero donde parece que "falta algo", y gordo. Veamos si podemos subsanar dicha carencia.

Las farmacias de antaño

Los conjuntos destruídos tienen un encanto especial para el historiador, y si es romántico, mucho más. Su propia pérdida les hace inalterables, enigmáticos. La botica que poseía el antiguo Hospital de San Mateo en Sigüenza (hoy reconvertido en la residencia de ancianos del mismo nombre) era un conjunto curioso de cachivaches, que había logrado pervivir con escasos cambios desde su fundación en el siglo XVII. Había permanecido en la penumbra, casi desconocido, hasta su forzado cese de actividad en el siglo XIX. Olvidada se quedó hasta que a principios del siglo XX sus fondos causaron sensación en una exposición internacional médica en Madrid. Tras ese breve momento de gloria, el torbellino de la historia los arrastró, pereciendo en su mayoría en el transcurso de un bombardeo en 1936.

Numerosas son las publicaciones que se han realizado sobre dicho tesorillo de la farmacopea hispana, y muy repartidas en el tiempo. Antes de realizar nuestra aportación, pasaremos a revisar aquellas que se han centrado, no tanto en los medicamentos, sino en los recipientes e instrumentos de los que estaba dotada.

Logotipo del Congreso Internacional de Medicina en 1935

Logotipo del Décimo Congreso Internacional de Historia de la Medicina en 1935

Con motivo de la celebración en 1935 en Madrid de un Congreso Internacional sobre Historia de la Medicina, es de suponer que F. J. Blanco Yuste, que ya conocía Sigüenza con anterioridad, llegando incluso a publicar unos años antes, en 1931, un opúsculo sobre el cultivo del árbol de la quina en dicha ciudad, actuase de intermediario con el Cabildo catedralicio para que éste, muy necesitado de fondos para el mantenimiento del hospital seguntino, diese a conocer el tesoro que albergaba. Por aquel entonces estaba recién inagurada la Facultad de Farmacia de la Universidad Complutense de Madrid, y la profesión farmaceútica vivía momentos de gran prosperidad y no escaso monopolio. El exponer el conjunto en el marco de un evento internacional de relumbrón, con las principales figuras de la profesión en Madrid, aumentaban grandemente las posibilidades de una venta ventajosa más adelante. No en vano F. J. Blanco dejó caer dicha sugerencia durante su intervención ante los congresistas.

Numerosos congresistas en torno a una mesa, con un tapiz al fondo

Recepción realizada a los congresistas

"el Sr. Blanco Juste habló de la botica de Sigüenza, fundada en 1664. El Sr. Blanco Juste propuso que la referida farmacia fuera adquirida por el Gobierno de la República con destino al Museo de la Ciudad Universitaria, y se realizaría un fin docente de gran interés, a la vez que benéfico, pues que los paralíticos, expósitos, enfermos de que se sostiene el Hospital de San Mateo de Sigüenza tendrían un mayor bienestar" [La Voz, 7 de septiembre 1935, p. 8]

Retrato de Blanco Juste, en edad madura, calvo y con bigote

Francisco Javier Blanco Juste (1882-1953)

Desgraciadamente no he podido localizar una de las fotografías que sin lugar a dudas se harían del conjunto seguntino en la exposición, que era sin duda muy numeroso en piezas: ni más ni menos que 88. ¡Y eso que eran menos de la mitad del conjunto! Para hacernos una idea, ofrecemos una imagen de un conjunto mucho más reducido: la aportación realizada por una botica de Peñaranda del Duero.

Una muestra de la botica de Peñaranda del Duero en la exposición

Un ejemplo de uno de los expositores del Congreso: alacena con objetos pertenecientes a la botica de Peñaranda del Duero

"Los objetos expuestos ‐un total de 88‐ : redomas, frascos, matraces, vasos, retortas, botes, embudos, medidas, espátulas, cazos, morteros, etc., fueron recibidos por Fco. Javier Cortezo, comisario de orden y protocolo del Congreso, en 29 de agosto de 1935. Obra en nuestro poder el inventario. Se puede consultar como "Útiles y medicamentos procedentes de la Botica del Hospital de san Mateo, fundada en 1664 en Sigüenza (Guadalajara). Expuestos por el Ilmo. Cabildo de la S. I. Catedral". En el Catálogo Oficial del Congreso. "Exposición de Manuscritos, Documentos, Obras impresas, Instrumental y Materiales y útiles de interés histórico-médico", Madrid, 1935, pp. 102-107" [1, p. 141]

Detalle de los frascos en las estanterias de la botica

Un detalle de los anaqueles de la botica del Hospital de San Mateo, a comienzos del siglo XX

Si el conjunto seguntino despertó gran interés durante la exposición, es de notar que mucho mayor empaque debía poseer en su emplazamiento original, en un despacho en el hospital de San Mateo de Sigüenza, sostenido desde su fundación por el cabildo catedralicio. La habitación poseía un mostrador y tras el mismo se levantaban las estanterías, repletas de botes de farmacia o albarelos, así como de otro aparatamen de botica. En el techo, una pintura al fresco donde se representaba una escena insólita: la propia botica, como en un espejo, con un individuo de paisano (¿el boticario?) charlando con un clérigo, cubierto este por un amplio sombrero de teja.

Una representacion al fresco de la antigua farmacia en el techo de la botica

La pintura al fresco que cubría el techo de la botica

Una vez concluido el congreso, el conjunto regresó a Sigüenza, permaneciendo embalado. Allí permanencería hasta el conflicto civil de 1936-39, en el que inopinadamente Sigüenza se convirtió en campo de batalla y el hospital de San Mateo pasó a ser Hospital Militar. En el transcurso de un bombardeo sobre la ciudad el 30 de septiembre de 1936, el hospital sufriría graves daños, siendo la parte más afectada la zona donde se ubicaba la antigua botica.

Un extraño devenir posterior

Tras la catástrofe sufrida, los estudios pasan a describir la antigua botica en pasado, amparándose en la rica bibliografía existente. Sin embargo, no aparecen apenas imágenes de lo que hubiese podido pervivir, excepto un mortero de piedra de grandes dimensiones conservado actualmente en el patio de la Residencia de Ancianos de San Mateo, así, como una báscula conservada en el Museo de la Farmacia Hispana. Nada más.

Esta aparente ausencia de restos de la botica siempre me ha intrigado, pues el conjunto, por muy magullado que estuviese tras el bombardeo, parecía haberse desintegrado, volatilizado. Libros especializados como un reciente premio de la Diputación de Guadalajara [Juan Castilla Ojugas, 2007] tienen como eje central de su discurso el análisis del conjunto cerámico que constituía el botamen de la botica, pero no ofrecen ni una sola imagen del mismo. Entrecomillando los textos de las descripciones del congreso de 1935, obtiene por conclusión que aunque se describen como de cerámica de Talavera, no proceden de allí, sino que son imitaciones locales seguntinas, realizadas en un complejo alfarero situado en El Acierto, término de Pelegrina, que supone activo en el s. XVIII. Estos botes renovarían las pérdidas que el autor intuye se producirían en el botamen por rotura, y serían jaspeados a la esponja en color azul.

El libro más reciente dedicado al tema, el de Javier Sanz (2011), presenta dos albarelos como ilustraciones, uno en la portada y otro en la página 40. Ambos son de fabricación moderna y de características muy dispares, pero aparentemente sin pretender guardar relación estilística con los propios de la botica del hospital. Y eso que el autor habla de "un albarelo y pildorero fueron expuestos en el Palacio de Pimentel (Valladolid) del 28 de julio al 10 de septiembre de 2006 y están catalogados indicando su procedencia de San Mateo". A continuación remite a la ilustración de la página 40, que ni pertenece al conjunto expuesto en Valladolid, ni coincide ni en época ni estilo con el mismo; ignoro el motivo por el cual dicho autor parece ignorar conscientemente dicha información, que constituye una poderosa pista para desentrañar el misterio.

¡Viven!

Tras un recorrido en el cual no se ofrecía la menor imagen de elementos cerámicos que pudiesen haber sobrevivido de la botica, las averiguaciones que realicé este invierno pasado me recordaron la noticia del rescate de los supervivientes de un equipo de rugby, estrellado en los Andes (Argentina) en 1972, y encontrados con vida cuando ya nadie lo creía posible. Sin embargo, no había que escalar ninguna cumbre elevada ni desafiar los elementos para encontrarlos, sino simplemente preguntar.

Cuatro objetos cerámicos, dos de los cuales, un bote cilíndrico grande y otro pequeño, proceden de Sigüenza

Imagen tomada del catálogo de la exposición celebrada en Valladolid. Los dos botes situados a la izquierda de la imagen procederían de Sigüenza

El texto que acompaña a la imagen del catálogo nos proporciona motivos para seguir buscando. Describe el conjunto de la botica como "en buena parte destruido en la Guerra Civil (J. Sanz Serulla, La botica del Hospital de San Mateo de Sigüenza(Guadalajara), Wad-al-Hayara 18, 1991, pp. 109-141)".

Albarelo conservado en Valladolid. Presenta una decoración jaspeada en azul y una cartela escrita con el nombre del medicamento contenido en el mismo

Bote de farmacia. Museo Nacional de Escultura de Valladolid. Nº de inventario: CE1837

Pildorero conservado en Valladolid. Presenta una decoración jaspeada en azul

Bote de farmacia. Museo Nacional de Escultura de Valladolid. Nº de inventario: CE1838

Y no están solos

No obstante ser los ejemplares del Museo Nacional de Escultura los únicos que han logrado colarse, siquiera de puntillas, en la bibliografía, el conjunto de restos más numeroso no está en Valladolid, sino en Madrid, concretamente en el Museo Nacional de Artes Decorativas. Pasemos a ver que es lo que nos ofrece.

Bote de farmacia jaspeado en azul

Bote de farmacia. Museo Nacional de Artes Decorativas. Nº de inventario: CE02440

Bote de farmacia jaspeado en azul

Bote de farmacia. Museo Nacional de Artes Decorativas. Nº de inventario: CE02446

Bote de farmacia jaspeado en azul

Bote de farmacia. Museo Nacional de Artes Decorativas. Nº de inventario: CE03984

Bote de farmacia jaspeado en colores azul y ocre sobre un fondo blanco

Bote de farmacia. Museo Nacional de Artes Decorativas. Nº de inventario: CE15635

"Este bote de farmacia forma parte de un conjunto de alrededor de 70 ejemplares con decoración pulverizada o esponjada en azul que se conservan en el MNAD, y que suponen uno de los pocos restos que quedan de la botica del hospital de San Mateo de Sigüenza, destruida en un bombardeo de las tropas nacionales durante laGuerra Civil. Dos de estos botes conservan una etiqueta identificativa de su ingreso en el Museo, lo que ha permitido identificarlos: "Hospital de San Mateo - Sigüenza" (nos. inv. CE02446 y CE15635)"

Dicho museo tendría un total de 68 piezas, incluyendo las que se conservan íntegramente, que acabamos de reproducir. Todo el resto está en estado fragmentario, aunque siempre se repite el mismo patrón, pues todos son botes jaspeados en azul, a excepción de uno sólo jaspeado en azul y ocre. No hay ejemplares con decoración figurativa.

Retrato de Nájera Angulo en 1934, con gafas y pajarita

El doctor Luis Nájera Angulo, en 1934

El placer de contar con piezas supervivientes de aquel conjunto se lo debemos en gran medida a Luis Nájera Angulo (1901-1976), director del Centro de Higiene Rural de Sigüenza en 1936. En su labor de médico, dirigió la penosa búsqueda de cadáveres tras el fatídico bombardeo, pero como hombre cultivado que era, dio instrucciones a los obreros para que procurasen recoger los restos que apareciesen de la botica entre los escombros. Consciente de su valor, decidió por su cuenta remitir lo rescatado a diversos museos alejados de los avatares del frente, como nos informa en sus propias palabras.

Sr. Director del Museo Provincial de Bellas Artes de Valladolid

Muy Sr. mío y de mi consideración más distinguida:

El día 30 del pasado septiembre y como consecuencia de un bombardeo de aviación se produjo un hundimiento en el Hospital de San Mateo de esta ciudad que originó la destrucción completa de la hermosa botica del siglo XVII (año 1664) que en aquel se conservaba. Tuve ocasión de intervenir en los trabajos de desescombro que se verificaron para rescatar los cadáveres de las víctimas que perecieron allí y con ese motivo encargué a los obreros recogieran cuantos objetos encontraran (tarrería, instrumental, etc) logrando reunir algunos. Ahora bien, como entiendo un deber que dichos objetos sirvan a nustra cultura artística nacional he pensado hacer cuatro lotes con ellos con destino al Museo Naiconal (lo reservo para el día en que nuestro glorioso Ejército libere Madrid) y a los provinciales de Bellas Artes de esa Ciudad y de Zaragoza y Logroño, respectivamente. Estas son las razones de que reciba ese Museo de su digna dirección un cajón, cuyo talón adjunto, y en el que embalados convenientemente van los objetos siguientes:

Nota. Este material procede de la Botica del Hospital de San Mateo de Sigüenza fundada en 1664 y figuró en la Exposición del X Congreso Internacional de Historia de la Medicina, exposición que se celebró en el Palacio del Senado de Madrid durante los días 24-30 de septiembre de 1935.

Aprovecha gustoso esta ocasión para ofrecerme de V. aftmo. s.s.q.e.s.m.

Sigüenza, 16 de enero de 1937

Notemos que al igual que al museo de Valladolid, figuran como destinatarios de los envíos museos en Zaragoza y Logroño. Contactados por el autor de estas líneas, ambos museos han contestado que no conservan el menor registro del supuesto envío. En una segunda misiva, dos meses más tarde, Nájera Angulo pide disculpas y solicita se le devuelvan los materiales, pues había sido requerido para ello por las nuevas autoridades.

Sr. Director del Museo Provincial de Bellas Artes de Valladolid

Muy señor mío:

El Excmo. Sr. Presidente de la Junta de Cultura histórica y del Tesoro artístico de Soria me dice en carta de fecha 8 del corriente, recibida hoy:

"Ahora bien, es preciso que solicite le sean devueltos los lotes enviados por V. a los Museos provinciales de Bellas Artes de Zaragoza, Valladolid y Logroño, a fin de tener en ésta todos reunido para reintegrarlo en su día, dando así cumplimiento a lo dispuesto por la Junta Central del Gobierno de Burgos".
En su virtud le ruego se sirva devolver el lote de objetos que, procedentes de la Botica del Hospital de San Mateo de esta ciudad, remití a ese Museo de su digna atención, en fecha 16 de enero del año actual, enviando directamente dichos objetos a la mencionada Junta de Soria.

Rogándole mil perdones por las molestias que involuntariamente le he originado queda suyo affmo. y s.s.

Sigüenza, 10-III-1937

Como resulta evidente, el museo vallisoletano no obró segun se le solicitaba, y hoy en día posee dos tarros de botica entre sus fondos. Del otro tarro y el vaso de vidrio, nada se sabe. De los otros museos, nada podemos decir, porque no conservan en sus archivos la menor huella de dicho envío.

Muchas piezas están aguardando para ser identificadas… ¿a qué estáis esperando?

CONCLUSIÓN

Afortunadamente, hemos podido comprobar que la destrucción de la botica no fue tan completa como se suele repetir. Una serie de objetos se salvaron, de los cuales los mejor identificados (por constituir una serie con características muy similares) han sido los albarelos jaspeados en azul. El Museo Nacional de Artes Decorativas es el que más ejemplares tiene (6 enteros), más 62 en estado fragmentario. Para completar los ejemplares conocidos, el Museo Nacional de Escultura posee dos ejemplares enteros, así que sumarían un total de 70 albarelos/pastilleros, todos azules menos uno, jaspeado en multicolor. Y esto es sólo el principio…

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