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Marcos Nieto, julio 2021
Nuevamente trataremos en estas páginas sobre Barbatona, el centro neurálgico de peregrinación de la actual diócesis de Sigüenza-Guadalajara. Ya hemos hecho notar en ocasiones la existencia de la antigua iglesia parroquial en la inmediata vecindad del santuario mariano que se levantaría en el siglo XVIII, así como una construcción que pasa desapercibida para el común de los visitantes, publicitada eso sí mediante un cartel explicativo. En dicho cartel se nos informa de que se trata de un torreón de observación de origen musulmán, e incluso se ofece una hipotética reconstrucción del mismo. El torreón tendría una planta rectangular, de 6 metros de altura, con 8 metros de ancho y 12 metros de largo, orientada al este. Su interior está cubierto por una bóveda de cañón de piedra de sillería. No se conserva más que la fachada oeste, pues el extremo oriental de la construcción se renovó siglos después, convertido en un pajar.
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Imagen tomada en el año 2008 donde se aprecian, de derecha a izquierda, la fachada principal del santuario, antigua iglesia parroquial y base del torreón propuesto
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Reconstrucción hipotética del supuesto torreón musulmán de observación. Cartel informativo
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Vista de lo que hasta comienzos de 2021 se podía ver de supuesta base de torreón, con lo que aparentaba ser una ventana cubierta por un imponente dintel, parcialmente cegada por una construcción adyacente
En el año 2013 Guillermo García-Contreras realiza una recopilación y examen crítico de las noticias transmitidas sobre el torreón, del que tomaré las noticias que sigue, excepto cuándo él a su vez remite a otros autores. La más antigua que recoge es la siguiente, donde ya se la tilda de "fortín":
"Existe una casa antigua, su fábrica de mampostería muy fuerte y las bóvedas de sillería, se cree que haya sido algún fortín del tiempo de los sarracenos, aunque no se encuentra inscripción alguna que lo denote" [Barbatona, Respuestas de 1844, AHPG]En 1983, en el trabajo pionero de Nuria Morére, se calificará la construcción como "torre de vigilancia" perteneciente a "una interesante red de fortificaciones". En 2004 Manuel Velasco y Fernando Cobos publicarán un detallado estudio sobre las fortificaciones islámicas del alto Duero, haciendo las siguientes observaciones de aplicación a la de Barbatona:
"No hay ninguna torre que ocupe una posición que pudiera considerarse mínimamente estratégica, ni están dispuestas a lo largo de un hipotético recorrido: simplemente, se repartirían los lotes de un valle y sus fuentes de agua, respetando una distancia enre cada una de ellas de unos 4 o 5 km [...] las torres son demasiado grandes para ser consideradas atalayas y excesivamente pequeñas para tener una guarnición significativa, absurda en todo caso como estructura estatal de control de una frontera."
Por su parte, G. García-Contreras confirma su carácter de torreón, suponiendo que la altura de la construcción sería mucho mayor que lo que nos ha llegado.
"Se trata de un fuerte torreón construido con grandes sillares dispuestos a soga y tizón, del que actualmente sólo pueden verse, integrados en otra edificación, partes de sus caras oeste y sur que alcanzan una altura de unos 6 metros, aunque el alzado original debía ser mayor. [...] La torre parece ser el único vestigio material de un poblamiento campesino de mayor entidad, tipo alquería."
Reconozco que siempre me ha intrigado profundamente qué era lo que estaba tapado en la fachada occidental. A comienzos del 2021 me sorprendió encontrarme con el derribo de las construcciones contiguas, lo que ofreció una oportunidad única de documentar aquello que quedaría descubierto.
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Lo que se podía apreciar tras el derribo de la construcción adyacente. La parte tradicionalmente oculta destaca por su distinto color de piedra, de tono rojizo
Sin duda, lo que más me sorprendió era que el atisbo de "ventana" realmente continuase hasta el arranque mismo del torreón, aunque su parte inferior había perdido las jambas. La ventana se revelaba como una puerta estrecha, claramente descentrada, bajo un sólido dintel de doble hilera. La puerta recordaba a las conservadas en centros de culto del tipo existente en zonas en conflicto, donde estorbaban el paso de gente impedida, bien con los pertrechos que acarreasen, bien por desplazarse a caballo. Por el material constructivo, el edificio no parecía haber tenido originalmente mucha mayor altura de la actual. A pesar de ello, el torreón aparentaba estar perdiendo apoyo sobre el afloramiento rocoso donde había sido erigido, abriéndose por su base, especialmente en sus extremos.
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Ya sin el estorbo de vallas, la construcción prácticamente exenta, habiendo desaparecido el afloramiento rocoso circundante donde se apoyaba
El poder contemplar la edificación prácticamente exenta permitió igualmente analizar su relación con las dos construcciones adyacentes con las que guarda íntima relación: la antigua parroquia del lugar, dedicada a S. Andrés y el santuario mariano de la Virgen de la Salud.
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Vista desde el oeste del supuesto torreón, parroquia y santuario. Perfiles de las fachadas resaltados
Si curiosa resulta la visión frontal de las tres construcciones, paralelas y perfectamente alineadas este-oeste, más llamativo si cabe es comprobar como sus fachadas eran casi coplanares. Se diría que es el mismo edificio, en versiones 1.0, 2.0 y 3.0, ampliando sucesivamente la cabida.
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Las fachadas de los tres edificios, con una alineación como mínimo sorprendente, a pesar del progresivo desplome de las más recientes (y peor construidas)
Para el lector sagaz, es obvio que estoy atribuyendo a la edificación el carácter de lugar de culto fortificado, diseñado para sobrellevar las violencias propias de la guerra, evitando o en el peor de los casos, minimizando los daños, al estilo de otras construcciones directamente rupestres. Para hacer tal afirmación no me apoyo en la bibliografía, sino en la existencia de otros complejos muy similares en las cercanías, con una característica alineación este-oeste y en algunos casos rodeadas de necrópolis. Todos ellos parecen sugerir la existencia de lugares del culto mozárabe, que lograron subsistir en una zona de frontera hasta el mismo momento de su reconquista en el siglo XII y del que personalmente considero heredero el culto a Santa Librada, otrora patrona de Sigüenza y de su diócesis.
[1] Guillermo García-Contreras Ruiz, Los Valles del Alto Henares en época andalusí. La organización del poblamiento y su relación con las explotaciones salineras (siglos VIII-XII). Tesis doctoral. Granada 2013
[2] Nuria Morére Molinero. Carta arqueológica de la región seguntina. 1983
[3] Manuel Retuerce Velasco y Fernando Cobos. "Fortificación islámica en el alto Duero versus fortificación cristiana en alto Duero", en Carlos de la Casa (ed.), Cuando las horas primeras. En el milenario de la batalla de Calatañazor. Soria 2004
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