Los judíos de Sigüenza
La presencia judía en la ciudad está documentada desde 1124
hasta 1492, cuando los judíos hispanos o sefarditas fueron forzados
a elegir entre la conversión al Catolicismo o su expulsión
del país. En ese lapso de tiempo se convirtieron en una comunidad
próspera que se consideraba muy afortunada de vivir en lo que hoy
constituye la provincia de Guadalajara. Allí gozaban de una libertad
que hacía tiempo que había desaparecido del resto de España,
bajo la protección del Señor de la Ciudad, que era su Obispo.
En el plano de la ciudad se puede observar que el desarrollo de esta se
produjo entre dos polos en principio aislados: el castillo, en lo alto
de la montaña donde la ciudad había sido fundada, residencia
del Obispo, y la catedral en una posición inferior y menos fácilmente
defendible. Las flechas indican las entradas conocidas a través
del exterior de las murallas y los diferentes colores y las ampliaciones
sucesivas del recinto murado.
La sinagoga antigua
Tras la conquista cristiana de la ciudad a los musulmanes, los judíos
vivieron en su propio barrio, aunque sin una separación estricta
con respecto a los cristianos y musulmanes, los otros dos grupos religiosamente
significativos de la ciudad; eran lo suficientemente importantes como para
disfrutar de la categoría de aljama. El Barrio Judío,
conocido como "La Judería" tenía en su centro una sinagoga
(en la figura estaría incluida en el área marcada como 1).
En 1412, tras una serie de disturbios antisemitas que se extendieron por
todos los diferentes reinos entre los cuales estaba dividida la Península
Ibérica , Juan II, rey del Reino de Castilla, ordenó la reclusión
de los judíos en barrios completamente rodeados por murallas y dotados
de una única puerta en esta para su protección. La población
judía se desplazó prontamente al espacio asignado, pues consideraba
este como más apto para el comercio que el que ocupaba anteriormente,
demasiado estrecho y alejado de las principales entradas a la ciudad. En
el proceso, tuvieron que cambiar su antiguo templo por uno nuevo, pues
la legislación introducida en 1415 limitaba a una sola el
número de templos que los judíos podían poseer en
una ciudad. No se conserva registro alguno de la transacción, pero
existen evidencias que sugieren que fue vendido a la cofradía de
San Juan Bautista.
La cofradía de San Juan Bautista
Esta cofradía había sido fundada en los comienzos del siglo
XIV, a medida que el culto a San Juan se extendía por toda Europa.
Sus miembros procedían de las clases medias trabajadoras de Sigüenza
y funcionarios públicos, pero con una predominancia clara de pequeños
empresarios y artesanos y una mínima pero muy significativa representación
del poderoso clero local. El motivo de su fundación había
sido -al menos en sus orígenes- uno de caridad, teniendo que mantener
un hospital, el cual tuvieron que abandonar posteriormente debido a carecer
de fondos para mantenerlo. Posteriormente su actividad se concentró
en las devociones piadosas y una limitada asistencia social a sus miembros.
Una reconstrucción hipotética de la 'sinagoga dentro
de la iglesia' de San Juan Bautista
El templo, convertido por entonces en una capilla católica, tenía
una distribución extraña, como se puede apreciar en la reconstrucción
por ordenador anterior, que ofrece una visión del interior del edificio
orientada al Este. Se había remodelado algo el interior de la antigua
sinagoga, adaptando la entrada para el culto católico -no sin dificultades-
y reservando el resto como un "salón de convenciones". La cofradía
disponía de una fuente constante de ingresos gracias al alquiler
de un recinto tan espacioso como era aquel, conocido como el "Palacio
de Señor San Juan" en fechas tan tardías como 1698. En dicho
año se desató un escándalo cuando un fugitivo intentó
obtener la inmunidad religiosa en el edificio y se reconoció por
parte de las autoridades religiosas locales lo que todo el mundo sabía
en el antiguo Barrio Judío: que la edificación estaba constituida
en su mayor parte por un espacio profano, que se alquilaba libremente a
aquellos que deseaban privacidad en sus reuniones, donde se ensayaban obras
teatrales antes de su exhibición en el corral de comedias de la
ciudad y donde incluso se realizaban bailes. Poco después, el edificio
fue totalmente reformado: tanto es así, que en gran medida resultó
irreconocible tras ella, convirtiéndose en una típica ermita
del siglo XVIII y cesando toda la actividad social anterior. Asimismo se
perdieron los ingresos derivados de su alquiler y la cofradía inició
un lento declive.
Los 'judíos secretos' y la cofradía
No resultó una sorpresa descubrir que algunos de los miembros de
la cofradía habían tenido problemas con la Inquisición,
la cual por aquél tiempo estaba obsesionada con la persecución
de los judíos secretos, esto es, aquellos que habían evitado
la expulsión de 1492 convirtiéndose al Cristianismo mientras
continuaban practicando en secreto su credo. Algunos de estos "judíos
secretos" o conversos intentaron restaurar dicho culto en secreto
y fallaron: era de esperar que entre los miembros más prominentes
de entre los conspiradores estaba el cargo más importante de la
cofradía, que además tenía establecidos vínculos
familiares con numerosos cofrades. Sin embargo, dichas relaciones podrían
ser simplemente casuales y reflejar el hecho de que la adscripción
a una religión determinada seguía patrones de parentesco
y profesionales en la ciudad, siendo los grupos más proclives al judaísmo los sastres y zapateros, tradicionalmente vinculados a la cofradía.
Las prácticas judías se llevaban a cabo en el interior de
las viviendas, pero una cuestión especialmente interesante sin resolver
es si en algún momento la parte 'profana' de la ermita de San Juan
habría servido de lugar de culto a dicho grupo.
Testimonio contra Hernando de Soria (Archivo Diocesano de Cuenca)
(transcripción parcial)
[Hernando de Soria] tendero, vecino de Sigüenza, que era
piostre de la cofradía de Señor San Juan del cabildo de Sigüenza
yendo este testigo un día a hacer las cuentas a casa del dicho Hernando
de Soria....
Como reza el refrán "nadie te conoce mejor que tu enemigo" y
eso se aplica a los documentos inquisitoriales, el mejor de los registros
posibles de estas vidas heroicas y de otro modo anónimas.
La sinagoga nueva
Pasemos ahora a centrar nuestra atención en la sinagoga "nueva"
(recordemos que estamos hablando de un templo edificado en torno a 1412
y abandonado forzosamente en 1492).
El barrio nuevo
"El Portal Mayor", la entrada principal al Barrio Judío.
Una
imagen de la Virgen María preside pacíficamente la
escena
Como ya hemos dicho, en 1412 los judíos fueron forzados a cambiar
su residencia al nuevo barrio (marcado como 2 en el plano), rodeado
por las murallas de la ciudad pero con cuatro puertas en vez de aquella
única que la legislación exigía: los arcos de "Portal
Mayor", "Herreros", "Medina" (quemada en el siglo XVI) y "Arquillo". Además,
la zona era mucho más favorable para el comercio, de modo que su
comunidad creció prósperamente. Compartían el barrio
con los Musulmanes, cuyo número había disminuido tan drásticamente
que no alcanzaban para constituir por sí mismos un barrio, estando
restringidos a una sóla calle. El prestigio de los judíos
seguntinos era tal que al principal artífice de la consolidación
del Renacimiento en España, el cardenal Francisco Jiménez
de Cisneros (1436-1517) se le atribuía haber aprendido hebreo de
un judío seguntino durante su estancia en la ciudad.
" Tan aficionado como esto era de las letras y de hacer
fundaciones, si bien a la Sagrada Escritura era toda su inclinación,
pues como otro Jerónimo, empezó a aprender la lengua Hebrea
y Caldea de un judío de esta ciudad (Sigüenza) para entenderla
perfectamente y fueron tan buenos estos principios, que se valió
mucho de ellos en el trabajo de la Biblia Complutense " Jiménez
de Cisneros, descrito por Pedro Quintanilla (1653)
Fragmento del libro de Josué procedente de un manuscrito
seguntino (detalle)
La expulsión
El obispo de Sigüenza en tiempos de la expulsión, Pedro
González de Mendoza
En el año 1492 los judíos fueron forzados a abandonar la
ciudad. Su templo fue finalmente comprado por el Cabildo de la catedral,
que decidió convertir el edificio en una vivienda privada y alquilarlo.
Poco después decidieron vender la propiedad pero estableciendo un
pago perpétuo sobre ella. El tiempo transcurría y la casa
fue dividida a su vez en tres. Tan tarde como 1703 el Cabildo de la catedral
reconocía que había perdido el control de la situación
y pleiteó con sus propietarios de las casas para reclamarles sus
pagos atrasados, arguyendo que la vivienda formaba parte de la antigua
sinagoga. Finalmente se alcanzó un acuerdo, aceptando los propietarios
sus obligaciones y el pago de las cantidades atrasadas. A través
de los textos tenemos algunos indicios de lo que entonces se consideraban
como restos de la sinagoga.
Una reconstrucción hipotética de la nueva sinagoga
Los datos para la reconstrucción son escasos, basándonos sobre todo en el
siguiente texto:
"Y si saben que la puerta principal que en lo antigua
tenia la sinagoga esta ahora cerrada y cae a la plazuela que hay como se va
desde el Portal Mayor a la Sinoga y por estar cerrado el arco cae a las casas
que viven Juan de Peña y que se reconoce fue puerta que miraba al poniente y
que tenia encima una lumbrera o ventana por donde entraba la luz en la Sinoga y
que conforme a las casas que en esta se han fabricado tiene a estar la casa de
la capellania de espaldas de las que vive Juan de Peña, considerando tenia la
entrada la sinoga por la puerta principal que esta condenada" (8ª
pregunta, Archivo Histórico Diocesano de Sigüenza, Sección Civil, Año 1703,
"Autos causados por demanda de Don Jacinto Buena agente de negocios de los
señores Deán y Cabildo de esta Santa Iglesia contra el licenciado Don Joseph
de Torremocha, presbítero y capellán de la que en esta ciudad fundó María
Jamón sobre el comiso de una casa y demás contenido en la dicha demanda").
Esta
reconstrucción permite interpretar el siguiente texto:
"que vn miercoles vydo ... salir a Luys de Caraçena de la synoga desta çibdad
por la puerta
pequenna que es fazya la plaça", (Archivo Diocesano de Cuenca, leg. 6,
n.121, publicado por Javier Castaño González, pag. 282)
Los dos templos en la actualidad
A medida que transcurría el tiempo, las dos antiguas sinagogas experimentaron
un destino similar. En el caso del templo que había sido convertido
en viviendas, éstas se fueron degradando progresivamente hasta que
en el siglo XIX los textos nos informan que de ellas ya no perduran más
que ruinas. Los daños inflingidos a la ciudad durante la Guerra
Civil Española (1936-39) y la construcción de nuevas viviendas
en la parte baja de la ciudad contribuyeron decisivamente al abandono de
los barrios antiguos y al deterioro consiguiente de sus viviendas. En el
caso de la ermita de San Juan, la secularización progresiva de
la sociedad provocó el cese del culto en ella y su consiguiente
ruina. Hoy, únicamente perviven los muros, desprovistos de toda
ornamentación.
Basado en el libro de Marcos Nieto "Las sinagogas de Sigüenza",
Madrid 1998
Otras referencias útiles :
-
Francisco Cantera "Sinagogas españolas", Madrid 1955
-
Francisco Cantera y Carlos Carrete "Las juderías medievales
en la provincia de Guadalajara", Madrid 1975
- Francisco Yela Utrilla "Civilización española", Ministerio de Educación
Pública y Bellas Artes, 1928
-
Francisco Javier Dávara Rodríguez "La judería medieval
seguntina", Anales Seguntinos, Vol. I, n. 2, Sigüenza 1985
-
Jose Antonio Gómez Gordo "Sigüenza. Historia. Arte. Folkore",
Sigüenza 1978
-
José Luis Lacave "Juderías y sinagogas españolas",
Madrid 1992
-
Javier Castaño González "Las comunidades judías en el obispado de
Sigüenza en la Baja Edad Media: transformación y disgregación del Judaísmo
en Castilla a fines del Medievo", Tesis Doctoral, Universidad Complutense
de Madrid, 1994
Última modificación: 31 Diciembre de 2001
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