Numerosas veces oímos hablar de "superchería medieval" o de "están como en el Medievo" para referirse a un mundo cruel y bárbaro, en vivo contraste con la idealizada visión del mundo clásico que le precedió y de la sensación generalizada de que el Hombre Moderno ya tiene todo eso superado. Se insiste en el olvido del arte y conocimientos clásicos, que sólo habrían sido recuperados gracias a la labor de estudiosos árabes y transmitido con dificultad a la Europa cristiana.
Sin embargo, contrasta con la visión anterior el hecho de que en multitud de monumentos románicos encontremos constantes alusiones al mundo clásico, en una original recreación. El artista de entonces no tenía la posibilidad de admirar las obras clásicas, sino que poseía las descripciones y textos fragmentarios sobre un mundo pagano, fantástico y lejano, que le fascinaban. Así, entre escenas de carácter bíblico, jocoso y costumbrista, es fácil encontrar elementos mitológicos, algunos fáciles de reconocer.
Así, en la villa de Caracena (Soria) tenemos la iglesia de Santa María, con un bello ábside y galería porticada, románicos. Tanto los canecillos como los capiteles son figurativos y de gran calidad, presentando algunas figuras claramente relacionadas con la mitología y la astronomía, pues Sagitario e Hidra se corresponden con constelaciones.
Canecillo, con centauro portando un arco compuesto del tipo usado por los hunos |
Motivo similar en capilla de San Galindo, Campisábalos, Guadalajara |
Centauro en un vaso griego |
El arquero Quirón era un centauro, mitad hombre, mitad caballo, hijo de Saturno. Quirón era amigo tanto de los hombres como de los dioses. Los dioses le enseñaron diversas artes, tales como la caza, medicina y música. El, a su vez, enseñó a los hombres aquello que precisaban saber. Algunos de sus alumnos fueron Jasón, Aquiles, Cástor y Polux, y Hércules.
Un día en que Hércules se encontraba cazando alcanzó accidentalmente a Quirón en la rodilla con un dardo envenenado. Como Quirón era inmortal, sufriría una agonía eterna. Hércules se propuso encontrar a la Muerte para liberarle. Así, encontró a Prometeo, un Titán encadenado al Cáucaso por Zeus como castigo por haber dado el fuego a los hombres. Cada día, un águila devoraría su hígado, que luego volvería a crecer, así hasta que alguien aceptase morir en su lugar. Quirón tomó su lugar, muriendo y liberando a Prometeo. Como recompensa por su trayectoria, Zeus colocó a Quirón en los cielos como la constelación de Sagitario.
En su segundo trabajo, Hércules mató a la Hidra de Lerna, monstruo criado por Hera por su odio al héroe, que vivía en los pantanos de Lerna y asolaba las poblaciones circundantes. Este era una serpiente de múltiples cabezas, cuyo número según los autores variaba, pero que según Diodoro llegaban hasta cien. Sin embargo es más común la opinión de que únicamente poseía nueve, de las cuales una era inmortal. La Hidra era difícil de vencer, pues cuando se le cortaba una cabeza, dos brotaban en su lugar. Hércules consiguió con la ayuda de su sobrino Yolao para que cauterizase las heridas tras cortar el primero las cabezas. En su lucha Hércules era estorbado por Jano, que le envió un cangrejo para que le pinchase las piernas. Finalmente, Hércules enterró la cabeza inmortal bajo un piedra.
Tenemos aquí un ejemplo de cabeza monstruosa . La fealdad la tiene asegurada: una boca entreabierta que la recorre de lado a lado, tres narices y cuatro ojos.
Sabiendo que el artista aborda una reinterpretación personalísima y bien resuelta de un mito clásico, ofreceremos dos posibles interpretaciones sobre el personaje mitológico representado: Hécate y Jano.
Diosa griega de las encrucijadas. De día era una diosa
benigna para la agricultura, pero de noche se convertía en una deidad
maléfica, reina de la brujería y de los espíritus. Con el tiempo su
lado nocturno se impuso al diurno, hasta convertirse en un deidad
infernal, una serpiente con tres cabezas: de perro, caballo y león.
También se la representaba con tres cuerpos, dándose mutuamente la
espalda, portando una lanza, una copa de sacrificio y una antorcha. Cuando
aparecía en los cruces de caminos, solía ir acompañada por dos canes
fantasmales que la servían. Era la gran diosa de la magia,
encantamientos, brujería, fertilidad y muerte, maestra de todos los
saberes prohibidos.
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Dios romano de los comienzos y los finales, del pasado y del futuro, de los umbrales y las puertas. Representado primeramente con cuatro rostros opuestos y posteriormente con dos. Asociado al triunfo en la guerra. En tiempos de paz su templo (Janus Geminum y luego Janus Quatrifrons) tenía las puertas cerradas y en guerra las abría, para que las tropas desfilasen a su través. |
Ultima actualización: 1 de Marzo de 2002
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