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El "papiro Artemidoro"

 

Aparecido en el Heraldo de Aragón (11/12/ 99)

El mapa más antiguo de España

por Guillermo Fatás

Como Heraldo de Aragón se lee en sitios muy variados, he recibido tres consultas, en el mismo día, de lectores que han visto el suelto del periódico sobre el hallazgo del que ya se llama Mapa de Artemidoro. Un mapa de Hispania, sobre papiro, con más de dos mil años. Seguramente es el mapa más antiguo del mundo clásico. Y es un mapa de la Península Ibérica. No se conserva nada de la abundantísima cartografía griega y romana. No hay mapas romanos, aunque sabemos cómo eran y cómo se hacían. Incluso los hubo monumentales, como el de mármol que puso Agripa en el Foro, más o menos cuando se fundó Zaragoza. Por eso es importante hallar uno, de cualquier clase. Si el que se halla es original, grande y, además, anterior a Augusto, la noticia tiene importancia evidente.

El mapa antiguo más famoso del Imperio Romano, el Mapa de Peutinger, que está en la Biblioteca Nacional de Viena, es romano sólo por el modelo y los datos, pero lo hizo en 1265 un monje alsaciano; mide siete metros de largo por palmo y medio de alto y trae las vías y ciudades importantes del Imperio, pero convertidas en una larga tira, en la que importan las rutas de un sitio a otro y no la forma real del territorio: lo que se llama un mapa itinerario, que refleja las etapas y sus distancias y no el aspecto verdadero de la Tierra. Se le llama de Peutinger porque fue el augsburgués Konrad Peutinger quien, en tiempos de Carlos I, advirtió la importancia del documento, en seis colores: viejos textos romanos coincidían con los datos dibujados por el monje en sus doce hojas de pergamino. La representación empezaba, en el lado izquierdo, con Hispania. Pero, lamentablemente, esa hoja se perdió y el mundo viario romano sólo nos llegó desde los Pirineos hacia el Este.

Artemidoro, griego de Éfeso, escribió una monumental obra de Geografía. Fue famoso y lo cita y usa mucho Estrabón, nacido cuarenta años después (en el año en que Cicerón fue cónsul: el 63 a. C.), que dedicó un buen estudio a la Península Ibérica; éste, sí, conservado. Dos estudiosos han encontrado un gran mapa de la obra de Artemidoro en el que sólo figura la Península Ibérica. El papiro mide dos metros y medio, fue hallado en el Nilo medio (cuya sequedad permite que sobreviva el frágil papiro) y lo ha comprado un anticuario europeo. Apareció en un lote de documentos de tiempos de Nerón y Vespasiano (siglo I) y fue reaprovechado. Por una cara hay un texto griego, de hacia el 50 a. C. (época de César: aún no existía César Augusta), que son el prólogo del libro II de la famosa obra perdida de Artemidoro, que tenía once. Por un venturoso azar, que compensa de sobras la pérdida en el Mapa de Peutinger, esos párrafos incluyen la descripción geográfica de Hispania y sus dimensiones. Por si fuera poco, hay un mapa de nada menos que un metro de ancho por un tercio de alto: un hallazgo improbabilísimo. No existe otro mapa griego sobre papiro. Y, aunque el documento está dañado, es un tesoro.

No se atreve uno a soñar con que, algún día, venga a quedar en España gracias a alguna inteligente actuación del Ministerio del ramo.

Es un noble antepasado, más auténtico y real, del Mapa de Peutinger. Y, además, con explicaciones de un autor famoso y perdido. En color negro, el del "atramentum" (la tinta antigua, llamada así porque 'ater' significa negro; "atrabiliario" viene de ahí), atiende sobre todo a ríos y vías y dibuja edificios y perfiles de ciudades. Alguna pega tenía que tener: está inconcluso y no lleva nombre ninguno. Parece que el dibujante dejó la tarea antes de rotular y que ya no pudo continuarla. El rollo de papiro fue, más tarde, usado por su otra cara, donde hay muchos dibujos de animales verdaderos como el lince, la jirafa o el cocodrilo o imaginarios, como un terrible pez con dientes en la cola. En la cara del mapa, que tampoco se utilizó entera (quedó un buen hueco para un segundo mapa), hay trazos de artistas ignotos, que hicieron esbozos de cabezas y miembros de estatuas, como si se tratase de un álbum de trabajo: es fascinante saber que hay, todo junto, un rostro del inmortal trágico Eurípides; otro, abocetado, de Zeus Olímpico; y una cabeza sin rostro de algún sesudo varón barbado. No hay otro documento de esta clase en el mundo.

Estas y otras cosas las escribieron, hace meses, los profesores Claudio Gallazzi y Bärbel Kramer (Universidad de Tréveris), en una veterana revista académica de Leipzig (Archiv für Papyrusforschung, número 44, II, correspondiente a 1998, páginas 189-208). La noticia ha saltado a la prensa porque Gallazzi, veterano investigador de la Universidad de Milán, ha dado una conferencia sobre el asunto en París, donde los informadores saben bien a qué deben dar importancia. Por eso se han enterado los diarios españoles, aunque casi ninguno refleja la noticia.

Artemidoro dice que el país que va desde el Pirineo a Cádiz se llama Iberia o Hispania y que está dividido en dos provincias por Roma (fue Augusto quien luego lo dividió en tres, de forma que Artemidoro dice bien). La primera provincia (la Citerior o Tarraconense) va desde el Pirineo hasta Cartagena, Cástulo y el nacimiento del Betis (Guadalquivir), anota Artemidoro con precisión. Antes, hace un breve ensayo sobre el quehacer del geógrafo, con aire curiosamente moderno.

El papiro, aunque hallado en el Nilo medio, pudo ser escrito y dibujado en la maravillosa Alejandría que inventó el Museo, tuvo la mejor biblioteca de la Antigüedad y el prodigioso Faro náutico que ha dado nombre a todos los del mundo. Este mapa debería ser ya famoso entre nosotros.

 

 

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